Quiere independizarse, pero elige ?ir despacio y hacer las cosas bien
12 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Óscar Mella, de 27 años, es un hijo modelo: bueno y trabajador, es atento con sus padres y tiene un carácter inmejorable. En casa lo adoran... pero «siempre aparecen con recortes de pisos en venta». Este jefe de obra de instalaciones de aire acondicionado lleva seis años trabajando de forma estable, con un buen sueldo y un horario más o menos organizado; nada, en fin, que le impida irse de casa. Pero todavía no lo ha hecho.
La causa, dice Óscar, es en realidad dos, una combinación de dos motivos: «Por una parte es algo de vagancia, porque en casa estoy bien, me llevo muy bien con mis padres; por otra es que no encuentro un piso que me guste y que pueda pagar yo solo». Este coruñés que encadena a diario trabajo y gimnasio cree que «pagar un alquiler está bien en algunas circunstancias, pero en la mía me parece tirar el dinero. Prefiero ahorrar esa cantidad para un piso que pagar un alquiler, porque si me voy alquilado, nunca podría reunir para una compra».
Sus padres lo entienden y apoyan, y por eso no le meten prisa, no mucha al menos. «Mi madre siempre viene con recortes de anuncios de pisos, pero también entiende que busque algo bien situado y en buenas condiciones, y eso es caro». Para Óscar, vivir cerca de sus padres -el hogar familiar está en el entorno de El Corte Inglés- es prohibitivo: «No tengo pareja y parece que solo casándote juntas el dinero para pagar un piso».
La crisis, una oportunidad
Como no hay mal que por bien no venga, este joven de ascendencia melidense ve en la crisis inmobiliaria su oportunidad: «Ahora están bajando los precios de los pisos y creo que sería un buen momento para buscar algo. Lo cierto es que ya estoy mirando porque veo oportunidades interesantes». Como él, otros jóvenes esperan que la escalada de precios se frene y salga alguna ganga. Lo que tiene claro Óscar Mella es que no va a empeñar su sueldo entero en la vivienda: «Cuentas con una cuota de la hipoteca pero mira ahora, los intereses han subido y la gente está con el agua al cuello. Es algo que debes tener en cuenta antes de firmar».
Ante la pregunta de si cree que al irse de casa perderá el contacto con los padres, sale el hijo acostumbrado a los mimos de su madre: «No, en absoluto. Vendré a comer todos los días, eso seguro, porque tengo poco más de una hora para comer cuando estoy en A Coruña y, conociéndome, o vengo o como de bocadillo... a lo que no vendré es a cenar ni a dormir, claro».
Y de la posibilidad de que sus padres le echen de menos, Óscar se ríe y no duda la respuesta: «Ellos entienden que irme no significa abandonarlos. Y ya se sabe que a una edad lo que las madres quieren para uno es que compre un piso, encuentre una chica y tenga un hijo».
Con Óscar y sus padres vive su hermana pequeña, una chica de 25 años que acaba de terminar su segunda carrera y que solo lleva unos meses trabajando. Ella, sin tiempo para haber ahorrado, ni se plantea irse de casa.