«El nuestro fue un enlace normal, pero queda mucho camino por recorrer, sobre todo en el rural»
A CORUÑA CIUDAD
Fue una boda por todo lo alto. Un enlace de mañana, de esos a los que hay que ir de corto o con traje cóctel para tomar luego el vermú previo al banquete. Un enlace entre personas del mismo sexo que se celebró en el salón de plenos del Ayuntamiento de A Coruña. Isaac y Jose, vestidos de traje, con sus madres ejerciendo de madrinas y noventa amigos arropándolos, formalizaron una relación que cumple ya una década de convivencia. «Toda la familia fue al enlace y nuestras madres iban de madrinas, aunque en este tipo de bodas lo que hay son testigos; iban muy espectaculares», recuerda Isaac.
Banquete tradicional
La boda, que acabó con un ágape con noventa invitados en la Domus, no fue una conmoción para nadie. La fórmula para lograrlo fue no convertirlo en un acto que escapara de lo habitual. «Lo hicimos todo con total normalidad, incluso cogimos las vacaciones que nos corresponden por boda en nuestras respectivas empresas. Ahora también vivimos igual que una pareja normal. Un fin de semana lo pasamos en casa de mi madre, y el otro, con mi suegra», explica Isaac.
Su boda fue una realidad, en parte, porque ambos viven en una ciudad.
«En el campo de las bodas gais todavía queda mucho camino por recorrer -comenta Isaac-, porque es muy diferente casarse en una ciudad, como es nuestro caso, cuando tus padres viven también en una urbe, que hacerlo en una área rural, porque un acontecimiento de este tipo se estigmatiza. No todos somos Jesús Vázquez, está claro que no es lo mismo».
Un derecho
Pero antes de la boda ya tuvieron luna de miel. «Pensamos en la boda por hacer una fiesta y reunir a todos los amigos. También pensamos que, si alguien se había molestado y luchado para que pudiéramos tener derechos, estaba bien utilizarlos», añade Isaac.
Lo que no se plantean, al menos por el momento, es ir más allá y adoptar. «Eso se habla, claro, pero personalmente no nos vemos dando ese paso. Tenemos bastante llena la pareja y es muy difícil. Hay que tener mucho dinero, ir a otro Estado. Es muy complicado», recalca este joven. En este sentido, apunta, que en ese terreno las parejas formadas por lesbianas juegan con ventaja, porque tienen la posibilidad de recurrir a una inseminación.