Jabalíes en la meca turística

N. Soto / M. Gago

PONTEVEDRA

Los puercos bravos invaden las fincas de los vecinos de Sanxenxo, destrozan los terrenos y arrasan con la cosecha

28 ago 2008 . Actualizado a las 10:26 h.

Lejos de los pubs de Portonovo, de las playas de bandera azul de Sanxenxo o del Paseo de Silgar, los jabalíes se están haciendo los amos y señores de numerosos fincas de la parroquia de Dorrón dedicadas, sobre todo, a la cosecha del maíz. A la meca turística ha llegado la invasión del puerco bravo, aunque sus víctimas son los nativos.

«Bajan todas las noches y lo arrasan todo», señala José Lobato, portavoz vecinal. «Llegan con sus crías, tumban las plantaciones para alimentarlas, y se marchan», precisa.

La situación ha empeorado de tal manera que hoy mismo los afectados tienen previsto mantener una reunión con el delegado pontevedrés de la Consellería de Medio Ambiente. Los vecinos de Dorrón solicitan que sean los cazadores los que asuman los costes de los daños causados por los puercos bravos.

José Lobato afirma que son muchas las fincas destrozadas, «y aquí la Consellería de Medio Ambiente dice que hay que proteger a los jabalíes y culpa a los cazadores, estos cazan tranquilos y a nosotros nos acaban con las plantaciones y nadie paga por los daños causados».

No sería extraño que de no alcanzarse ningún tipo de acuerdo, los propietarios de las fincas acaben en los juzgados para reclamar que alguien pague por los destrozos causados en sus fincas. Están convencidos de que ganarán. El problema: la Justicia va a su ritmo.

«Queremos soluciones y por eso tendremos mañana (por hoy) la reunión con Medio Ambiente», precisa José Lobato. «Los jabalíes lo destrozan todo».

Precedente en O Morrazo

Las quejas de los vecinos del rural por los daños causados en sus fincas por los jabalíes no son exclusivas de Sanxenxo.

El malestar es cada año más profundo y está teniendo consecuencias devastadoras para el campo gallego en general y en la comarca de O Morrazo en particular.

Los vecinos del lugar de Meiro, en el municipio de Bueu, fueron los primeros del entorno de Pontevedra que se organizaron a la hora de protestar e inundar de quejas a la Consellería de Medio Ambiente. Los puercos bravos son tan atrevidos que llegan a pocos metros de las casas y arrasan con todo. En estos últimos años han llegado a hacer peligrar la plantación de millo corvo, base agrícola única de la fiesta gastronómica anual de esta aldea.

El resultado de las denuncias ante la Xunta y los cazadores no ha servido para nada. Ningún propietario de fincas atacadas por el jabalí ha cobrado ninguna indemnización, o al menos no lo ha hecho público. La superficie cultivada con maíz cada año decrece porque la gente no está dispuesta a plantar y trabajar la tierra para que el fruto se lo coman unos animales salvajes.

En la búsqueda de nuevos maizales, los jabalíes no se quedan cortos. El año pasado se les vio en el centro urbano de Bueu o incluso nadando en las playas de Marín.