La aldea gallega que más brilla por Navidad: «Usamos la paga de julio para comprar cada año más luces»

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Marcos Miguez

Cada año los vecinos de este lugar del concello coruñés de Paderne se organizan para que no quede rincón sin decorar. De forma autodidacta, crearon esta tradición que atrae a visitantes de todas partes

22 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Adentrarse en Adragonte es como entrar en un cuento de Navidad. Un cartel luminoso recibe a los visitantes y a partir de ese punto todo brilla. Esta aldea del concello coruñés de Paderne se distingue a metros de distancia: una bola, un tiovivo, dos nacimientos, decenas de estrellas y árboles, camellos y hasta una noria de nueve metros de diámetro hacen de este rincón un auténtico parque temático. A todo esto hay que sumar la decoración de cada una de las casas que componen esta aldea, en la que no hay hogar que escape de la fiebre del led ni rincón que quede sin iluminar.

Una tradición que nació por iniciativa de los propios vecinos, que aprendieron a crear este auténtico espectáculo de forma autodidacta. Surgió como lo hacen las mejores ideas, de forma espontánea y sin planear. Empezó poco a poco, con un árbol en este jardín, una estrella en este patio; por eso es difícil poner una fecha exacta de inicio. «A raíz del confinamiento fue el bum. Empezamos a organizarlo más, a reunirnos y a hacerlo cada vez más grande», explica Ana Vázquez, vecina de la aldea.

MARCOS MÍGUEZ

En total son 12 familias las que se suman a la decoración del lugar. Ana cuenta que los pedidos de material arrancan en agosto y el proceso de montarlo todo dura tres semanas aproximadamente: «¡Son muchas luces y muchas miles de bridas!», argumenta. «Cada uno pone lo suyo y lo engancha a su propia corriente, y luego hacemos cosas entre todos», cuenta esta vecina, que es capaz de explicar detalladamente cada innovación que fueron añadiendo año tras año: «En conjunto hacemos cada Navidad una novedad de equipo: lo primero fue aumentar la decoración en cada casa, después fue una bola, el año pasado, el tiovivo. La noria también la vamos haciendo más grande cada año».

Colaboración vecinal

Fina Pérez, otra lugareña, apunta que ella y su marido aprovechan la paga de julio para comprar cada año más luces. «Solemos gastar entre 300 y 500 euros cada año», dice. Además, esta aldea recibe la colaboración municipal, con el montaje de los elementos más grandes o que van colgados, como el letrero de «bo nadal» o la noria, que se tiene que poner con una pequeña grúa. Utilizan el camión con el que arreglan las farolas. El Ayuntamiento también se encarga de pagar la luz de los motivos que instalan. «Están muy dispuestos», sentencia Fina.

Más allá de cuestiones organizativas, ¿cuál es el secreto que hace posible este auténtico espectáculo navideño? Ana lo tiene claro: «Aquí lo bueno es que los vecinos nos llevamos todos muy bien. A raíz de esto, nos juntamos a comer y organizamos distintas cosas. Todos nos implicamos y colaboramos. Trabajamos individualmente y en equipo, y si algún vecino no puede terminar la decoración antes de la inauguración, se le echa una mano. Lo más importante es la intención de participar». «Somos una piña», sentencia Fina.

MARCOS MÍGUEZ

La inauguración la hacen de forma privada, como algo más íntimo entre los propios vecinos, taza de chocolate en mano. Y a partir de ese momento la aldea se convierte en atracción y llegan visitantes del propio concello, de ayuntamientos vecinos y de lugares más lejanos: «Viene gente de A Coruña, de Oza-Cesuras, de Cambre, de Ferrol, de Santiago... Los festivos es un no parar y los fines de semana es cuando más gente viene. ¡El boca a boca hace mucho!», explica Ana.

Pero, de todos los visitantes, hay un grupo que es el que más emociona a los vecinos: «Lo que más nos llamó la atención, los primeros años es que, aunque mucha gente joven pasa de esto, traían a sus abuelos. Aquí hemos tenido a gente de más de 90 años que nunca habían visto algo así, más allá de en la televisión. Para ellos era un espectáculo», añade Ana. «Por eso, ahora ya no podemos parar de hacerlo», asegura esta vecina.

Fina relata que también viene mucha gente de fuera de Galicia. «Hemos visto gente aquí de Almería, vienen de cualquier parte». Además, hay visitantes que se animan a tocar la puerta de los vecinos para conocer mejor la historia de la aldea y de esta iniciativa.

Otro de las fechas marcadas en el calendario de Adragonte es el día 24 de diciembre. Fina relata que reciben la visita de Santa Claus. «Adornamos un remolque y va Papá Noel por toda la aldea y alrededores dándole caramelos a los niños y no tan niños».

Fin de fiesta

La labor de desmontar también forma parte de la organización. «El recogido nos da mucho trabajo, hay que tender las luces y ponerlas a secar para poder aprovecharlas para el año que viene. Cada año guardamos y aprovechamos lo del año anterior y además aumentamos», explica Ana. Una actividad que también suelen hacer en grupo. Fina dice que ese día aprovechan para hacer una comida entre todos. Una quedada que también suelen repetir durante el día de San Juan y que tampoco falta en carnavales, pero sobre mesa y mantel.

Fina cuenta orgullosa que Adragonte es una aldea viva, donde la gente disfruta de la tranquilidad y el entorno. «Los vecinos que vivimos aquí estamos encantados. Hay gente que compró un piso en Betanzos, pero luego volvió para aquí. Ahora no tenemos ninguna casa vacía», sentencia. Además, la población está creciendo y están asumiendo las costumbres del lugar y tener relación con los vecinos: «Unos chicos jóvenes compraron una casa el año pasado, ahora ya están viviendo. Y hay otros que están reformando otra casa para entrar a vivir y ya han dicho que quieren participar en lo de las luces».