Con la reserva de la mesa o la compra del pan se hace también la del postre en estos cinco locales gallegos de los que no puedes salir sin probar alguna de sus innumerables versiones
10 abr 2022 . Actualizado a las 12:30 h.Tranquilo. No eres el único larpeiro, somos muchos. Pero dentro de este selecto club, la tarta de queso es todo un clásico capaz de conseguir devoción. Así que nos vamos de ruta por Galicia para conocer aquellos lugares en los que este este postre tiene un auténtico ejército de fieles.
Arroutada (Ourense)
Es la tarta de queso del momento, la que lo peta en todas las fotos. En Ourense destaca la de Arroutada, una cocina fantasma, lo que significa que no puede comerse allí, porque el restaurante solo sirve a domicilio o para llevar. Puede comprarse por porciones, a 4 euros, o entera, por 23. Tiene el interior blandito, que se desparrama al servirse, y una base crujiente de crumble de almendras. «Creo que el secreto es ajustar bien la cocción. Es una tarta muy sencilla y ligera, con solo queso crema», afirma el chef ourensano David Arenillas. Puede llegar a preparar más de una decena en un fin de semana.
Pastelería Martín (Lugo)
Desde 1984 lleva la pastelería Martín perfeccionando su receta de tarta de queso al horno. El propietario del negocio familiar, Miguel Ángel Martín, la reduce a tres sencillos ingredientes: nata, huevos y queso. Aunque las proporciones no son las mismas. «Lleva mucho, mucho queso; tiene que notarse su sabor», explica. Además, cuenta con una versión con un toque nuevo, con pasas y nueces. El local de la Rúa Armórica es un referente para los amantes y aficionados de este postre.
Restaurante Orixe (Santiago)
Hay muchos motivos para visitar el restaurante Orixe, en la rúa Casas Reais, pero su tarta de queso azul de Prestes y confitura de higos es, sin duda, uno de los más poderosos. La carta de esta casa que reivindica la gastronomía de Galicia cambia con cada temporada, pero la receta de la madre de Martín Pais se mantiene invariable entre los postres por su acreditado éxito. Lleva una base de galleta sin gluten y un queso algo más salado y con un punto de acidez que «vai moi ben en boca».
O Tío Benito (Barrantes)
Dos claves desvela Irene Lojo cuando se le pregunta acerca del porqué del éxito de la tarta de queso al horno de su restaurante: «Haber hecho miles en los 35 años que el postre lleva en la carta. Y hacerla todos los días para servirla recién hecha, sin nevera». Hay además otro par de trucos: el punto de cocción —«sacarla un poco líquida para que solidifique a medida que se enfría y así se mantenga esponjosa»—, utilizar para la base galletas Chiquilín —«no otras»— y elaborarla siempre con mantequilla —«nada de margarinas»—. El resultado salta a la vista. De hecho, confiesa Irene, «muchos clientes que nos reservan mesa, nos piden que les reservemos también la tarta de queso».
Pulpeira de Melide (A Coruña)
Es una propuesta arriesgada, pero Alba Naya ha sabido hilar ingredientes y cantidades con maestría hasta encontrar el equilibrio perfecto entre la potencia del queso azul y la sedosidad propia de la tarta de queso. Y aunque la personalidad del Savel de Airas Moniz con el que elaboran el pastel se percibe en cada bocado, en ningún momento el sabor se adueña del paladar. La pastelera tuvo la idea durante el confinamiento y a base de muchos prueba-error logró una receta impecable, que incluso ha desbancado al histórico flan que tantos éxitos cosechó en este local.