Seis destinos gallegos que no traen cola

Ana Abelenda, Carlos Crespo, María Doallo

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MABEL RODRIGUEZ

EL VERDADERO PARAÍSO es la tranquilidad. Nos vamos de Barbanza al banco más bonito de la Ribeira Sacra, al milagro de O Bolo o a la Baixa Limia. Estas joyas deslumbran aunque no salga el sol

13 jul 2020 . Actualizado a las 23:39 h.

Guardar las distancias y disfrutar del paisaje parece factible en estos lugares para desconectar (del mogollón y del ruido) al aire libre en Galicia. De momento, en cualquiera de estos puntos parece sencillo evitar la masificación y el peligro de las colas.

MABEL RODRIGUEZ

Castro de Baroña

VIENTO EN POPA HASTA AS FURNAS

 A orillas de la ría de Muros y Noia nos lleva la visita a uno de los castros más imponentes y mejor conservados de Galicia. Si la niebla se comporta y se retira a tiempo, Barbanza no defrauda: te da castro a pie de playa (Baroña), cascadas (Río Sieira), lagunas (Xuño y Muro) y algunas de las playas más bonitas a mar abierto para tenderse sin miedo a invadir toallas ajenas, como Queiruga y As Furnas. Junto al cámping Os Castros (abierto desde el día 1) el bosque acaba por dejarte ver la espléndida playa del Dique.

MANUEL MARRAS

Muíños de Picón e Folón

CASCADA DE PIEDRA EN O ROSAL

Si eres de los que prefieren ir a pie para coger aire, te sentará bien la ruta por este Bien de Interés Cultural en O Rosal, que, además, sirve la ocasión de echarle al camino bo viño! Desde O Rosal ve hasta Ponte das Penas siguiendo las indicaciones en la carretera en dirección a los molinos de O Folón para disfrutar de este espectáculo de construcciones en escalera que datan del XVIII. Es más fácil empezar por los de O Picón, pues el tramo de O Folón resulta más duro. Son solo 3,5 kilómetros con paisajes de cuento y caballos salvajes. Las vistas sobre el Baixo Miño, impresionantes. Obligada la visita al cercano monasterio de Santa María de Oia, maravilla del Camiño Portugués. Un sitio para comer, Taberna O Lagar en Eiras. 

Santi M. Amil

Nogueira de Ramuín

EL BANCO MÁS BONITO

Este encanto ourensano cuenta con grandes opciones turísticas en todos los sentidos. El catamarán que recorre el Cañón do Sil parte del embarcadero de Santo Estevo, en el corazón de Nogueira. Respirar aire puro es muy posible desde el banco más bonito del mundo, que mira hacia la curva de A Ferradura. Rutas como las que van de Loña do Monte a Virxe do Monte, la de Faramontaos a Nigueiroá o la de Valdopereiro permiten saborear la arquitectura y naturaleza de la zona. 

O Xurés

LA PAZ DE A BAIXA LIMIA 

El agua determina de una forma rotunda el paisaje de O Xurés. Lo hizo allende los siglos. Prueba de ello son las hoy semisumergidas termas romanas de Aquis Querquennis, en Bande. O las más recientes del río Caldo, en Lobios. O las infinitas cascadas que desde las esbeltas moles graníticas de la sierra se dejan caer en soberbias piscinas naturales a lo largo y ancho de este territorio fronterizo, históricamente despoblado, en el que aún sobreviven aldeas, como la de A Cela (en la foto), en que el tiempo se ha detenido, seguramente cautivado por su encanto.

MINA FERROL

Mirador da Ra

LA ÚLTIMA FRONTERA

Aguiño es la última frontera. Más allá no hay ría, se abre el mar. Quizá de ahí que haya sabido conservar tesoros, como el muelle fenicio de A Covasa, que pasa casi inadvertido camino de ese impresionante conglomerado de «cons» acostumbrados a enfrentarse a olas y vientos que es Punta Couso, el Finisterre del Barbanza. Más al norte se recobra el sosiego y brotan arenales como la playa de O Vilar, sobre la que se yergue, curioso y fisgón, un peñasco con forma de rana convertido en mirador.

LOLITA VÁZQUEZ

As Ermidas

DE VÉRTIGO EN O BOLO

A medio camino entre Viana do Bolo y A Rúa, al fondo del valle que forma el río Bibei, tiene parada y bien merece perderse para asumir el desafío vertical el enclave del santuario de As Ermidas, en O Bolo, que seduce por su arquitectura y su emplazamiento natural. No suele traer cola, y de momento permanece cerrado a visitas al interior, pero tiene una playa casi al pie y los mejores miradores de la zona. Una de las joyas del barroco en Galicia que puedes descubrir de camino a Las Médulas.