La verdadera influencer es tu madre

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AaronAmat

Tu inspiración real no está en Instagram o sí, pero seguro que no acumula millones de seguidores y aun así es la persona que más influye en ti. Porque ella no necesita darte likes para gustarte

12 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Admítelo, si a tu madre no le gusta, tú lo empiezas a dudar. Esto es aplicable a personas, a estilismos y hasta a lo que comes. Porque aunque sigamos a cientos de cuentas de influencers en Instagram, a la hora de la verdad, la persona que más influye en nosotros está mucho más cerca, y en muchos casos ni siquiera tiene redes sociales. Ella no las necesita para llegar a ti, porque con cada palabra y cada gesto consigue lo que no conseguirán mil blogueras.

«Los seres humanos necesitamos modelos a seguir, que nos marquen lo que es normal, lo que no lo es, y cómo debemos actuar ante determinadas situaciones», explica el psicólogo Manuel Lage, que añade: «Cuanto más vínculo tengamos con esa persona, más nos va a influenciar, y por supuesto, la conexión afectiva y sentimental hace que nos llegue más». Por eso no es de extrañar que la persona clave para nosotros sea nuestra madre. «Sobre todo en determinadas edades, porque nos va a transmitir actitudes y valores. Va a ser un modelo muy importante en nuestra vida, aunque luego uno crezca y vea las cosas de forma diferente y con una visión propia, va a haber muchas características que tenderemos a imitar», comenta el experto.

Tanto es así que no es de extrañar que de adulto uno se sorprenda a sí mismo repitiendo frases de su madre. «Nos pasa a todos. Yo me escucho y digo: ‘Parece que estoy oyendo a mi madre’. Porque durante la infancia y la adolescencia, tú eres más influenciable y esas características se quedan sin querer, de forma inconsciente, en tu ser», aclara Lage, que señala además que después de los padres, nuestros amigos también juegan un papel fundamental. «La pandilla que uno tiene en la adolescencia influye mucho en nuestro desarrollo».

¿Repites sus frases?

Precisamente, durante esa etapa adolescente tendemos a querer diferenciarnos de nuestra progenitora. «Parece que nuestra forma de romper con los padres es distanciándonos de ellos, entonces lo hacemos a través de la estética y de nuestra forma de comportarnos. Tú crees que ya eres mayor e independiente y quieres demostrarlo así», dice el psicólogo, que aclara: «Ya de adulto te das cuenta de que no eras ni tan especial ni tan único como creías en tu juventud y tiendes a repetir las conductas de tus padres».

Para el experto no hay duda: «Aunque tengamos una relación íntima con otra persona, es complicado que nos llegue a influenciar tanto porque el vínculo entre una madre y sus hijos es el más especial que existe», sentencia. Así que, tranquila, si te escuchas repitiendo una de las frases que te decía tu madre de pequeña, es normal.También lo es el sentirse insegura después de probarte ante ella ese vestido nuevo que te encanta, y que tras la mirada que te ha echado al verte con él, ya no te parece tan bonito. Igual que no es raro discutir con ella, pero sabes que pase lo que pase, siempre estará a tu lado. Porque como se suele decir, madre no hay más que una, y aunque nos cueste reconocerlo, más de la mitad de las veces ese: ‘Te lo dije’, estaba más que justificado. Gracias, mamá.