¿Qué ciudad es la mejor para salir de noche?

C. DEVESA / S. ACOSTA / P. VARELA / T. TABOADA / B. R. SOTELINO / M. GARRIDO

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RAMON LEIRO

E TI DE QUEN ES? Cada lugar tiene su encanto y su rollo. Si eres de combinado frente al mar, A Coruña o Vigo son para ti, pero si prefieres un buen vino en la zona vieja, tira para Lugo, Ourense o Pontevedra. ¡Nos vamos de marcha!

16 sep 2019 . Actualizado a las 15:08 h.

Los gallegos somos festeiros, de eso no hay duda. Si en verano lo damos todo en el campo da feira, el resto del año no nos quedamos atrás. Porque la fiesta está asegurada y cualquier excusa es buena para salir, pero ¿cuál es el mejor sitio para ir de marcha? Para que puedas elegir, te contamos lo que se cuece en cada ciudad. Tú tranquilo, que en casa no te quedas. 

Empezamos el recorrido en A Coruña, en donde la oferta de ocio es muy variada. Para empezar, puedes cenar en alguno de los restaurantes de moda: el asiático Koh Lanta, el mexicano Nana Pancha o el hawaiano Poke by art, pero si eres más de tapas debes ir a la calle de la Estrella, la de los Olmos o la de la Barrera. Ya con el estómago lleno, vamos a por la primera copa. Es el momento de ir hacia la Urbana Bar, uno de los preferidos de los coruñeses, pero si lo prefieres puedes optar por desplazarte directamente a la Marina. Allí encontrarás algunos de los locales más cool del momento en los que escuchar buena música mientras tomas un combinado. Si quieres seguir la fiesta, pasadas las dos y media de la madrugada, lo habitual es cruzar la calle para ir a alguno de los pubs de El Puerto Centro de Ocio. Los hay para todos los gustos, con música latina como el Amura o más alternativa como Inn club. Además, en la planta baja está Pelícano, donde muchos jóvenes acaban la noche. Sin embargo, si pasas la veintena, lo mejor es que vayas a Moom 57. En cualquiera podrás bailar hasta el amanecer. Porque, como dice la canción, Vivir na Coruña que bonito é. 

Comodidad y ambientazo

Pocas ciudades son tan cómodas para salir como Pontevedra donde todos los locales están muy cerca. La movida nocturna se concentra en las empedradas calles peatonales del casco histórico, todo un lujo para la vista y el espíritu. Se puede empezar cenando en la plaza de A Verdura o en la de A Leña. Hay una gran variedad de locales para tapear. Uno de los de referencia para la primera copa es el Dr. Livingstone Supongo, pero también puedes ir a los ya archiconocidos Fetiche, Ildivo o Abuelita. La calle Charino es la de los bares de copas por excelencia. Puedes recorrerla y entrar en el que más te apetezca. Patrimonio es otro acierto seguro en esa zona. En las calles que confluyen en la mítica plaza de O Teucro y la rúa Marqués de Aranda también puedes encontrar sitios como El Marilyn, otro clásico, en la rúa San Xulián. Para última hora uno de los míticos es el Banana, en la plaza de O Teucro, pero recuerda que en Pontevedra lo más importante es dejarte llevar. No te confundirás. Seguro.

En Lugo el centro histórico es por excelencia donde se inicia la movida nocturna. La zona de tapeo se concentra en la Praza do Campo Castelo y la Praza do Campo. La primera, con una docena de locales, es ideal para los que opten por tomarse unas cañas, una tapa e irse para casa. En cuanto a la segunda, es el lugar idóneo para meterse en ambiente. Es el cruce principal de la movida, del que parten varias calles llenas de restaurantes para todos los bolsillos y gustos, bares informales y pubs. En algunos locales de tapeo, tomando tres cañas ya se cena gracias a las contundentes tapas que sirven gratis. Los que opten por tomar un vino y cenar de plato, en la calle de la Cruz o en la Rúa Nova, tienen una buena opción. Ya cenados, toca tomar el primer digestivo. Para ello no hace falta moverse, porque en esas mismas calles hay locales con música, buen ambiente y cócteles. Si el cuerpo aún sigue pidiendo fiesta, toca desplazarse a la calle Clérigos. En esta zona se encuentran varios pubs para bailar y tomar la última copa. 

Música en directo

Que la agitación de Santiago después de la medianoche se ha desplomado cuantitativamente es un hecho inopinable desde hace más de una década, pero algo bueno tenía que aportar el hecho de que los bares ya no se llenen sin esfuerzo, como ocurría antes. El casco histórico tiene una agenda cultural intensa propiciada por locales que buscan clientela más tranquila. Para ello programan actuaciones musicales y teatrales para amenizar unas cervezas antes de cenar o para las primeras copas. El mítico pub Momo fue el primero en contar con un músico residente, Ricardo Parada, al que se le puede atribuir sin miedo el manido calificativo de incombustible. As Crechas y la Borriquita también tiene citas estables y conciertos singulares, y para escuchar versiones de clásicos hay que pasarse por los viernes del Literarios, en A Quintana. Y si se quiere dar un salto de calidad, ahí están los conciertos más profesionales del Riquela Club, el Sónar y la Sala Capitol, palabras mayores.

Otra ciudad en la que no falta el ambiente nocturno es en Vigo. Los escenarios de la noche han cambiado poco para lo mucho que ha cambiado la ciudad. Su Casco Vello lleva ahí desde que era una aldea, pero nunca como ahora ha tenido tanta vida, tantos bares, restaurantes y visitantes residentes y foráneos. Para empezar a descubrir la noche viguesa que ya ni se acuerda de la cansina Movida se puede empezar de cañas por el barrio antiguo, dándose por ejemplo un baño de masas, cerveza en mano frente a la catedral, o en la siempre ajetreada taberna A Mina, o en su vecina Marimorena, y parar a cenar, conseguir un hueco en las decenas de opciones que salen al encuentro en sus arterias principales (calle Real, Triunfo, Teófilo Llorente, Palma , Oliva y plazas de la Constitución, Princesa y A Pedra) para después mandarle al cuerpo un agitado cóctel en El Uno Está. O, sin tener que desplazarse muchos metros se puede optar, con solo bajar un par de viales en dirección al borde marítimo, por el bullicio de las terrazas de Montero Ríos y adyacentes hasta plaza de Compostela, cargadas también de alternativas tanto de cañeo como de cenas y locales de primera o segunda copa. La noche se alarga subiendo hasta la plaza de Portugal, clásico renovado que sigue siendo la zona favorita para los que buscan espacios alternativos, menos pendientes de la última canción o bebida de moda y el mainstream. Para ir acabando la ruta lo mejor es cerrar el círculo en el Casco Vello de nuevo, y entrar con una inevitable carga de morbo en el Sinatra Cóctel Bar, que en tiempos fue un famoso sonrojante local de alterne. 

Del jazz a Rosalía

«Aquí es de los pocos sitios donde aún puedo escuchar algo de folk», explica Abel Mouteira. Se refiere al Miudiño, un bar situado en la ourensana plaza de Santa Eufemia y que ejerce de imán para todo aquel que camine por el casco antiguo de Ourense. Dentro del establecimiento, y por su estética a la irlandesa, uno podría pensar que está por un momento en Dublín. Y es que en la ciudad de As Burgas, la fiesta nocturna transporta a lugares variados. Por ejemplo, a otras épocas. Para aquel que creciese escuchando a Loquillo, volver a los ochenta es posible si acude al pub Lokal, situado en la plaza del Corregidor. Así que, al traspasar su puerta, se vuelve a la década más movida por un rato. Porque todo en su interior lleva un toque de nostalgia: en los años de Spotify, en este bar siguen apostando por usar las listas de reproducción en Winamp. Es más que recomendable dejarse caer por las calles de Os Viños para calentar motores. Entre las callejuelas empedradas es posible encontrarse la música de Lola Índigo en el Templo y, a pocos metros, dar un giro de 180 grados al entrar en el Patio Andaluz para pedir rock y clásicos como The Strokes a la carta. Pero también hay un hueco para los amantes de lo reposado. El Café Latino, a escasa distancia de la Catedral, y también del Miudiño, es un refugio para quienes viven el jazz. Tiene más de 30 años de vida. Y dentro, huele a café recién hecho y el piano es el protagonista.