Toni Acosta: «Incluso en un divorcio también se puede pensar mucho en los hijos»

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LARDIEZ

«Padre no hay más que uno», como en su última película, pero madre tampoco. Y la prueba la lleva en su maletero: «Puedo llevar disfraces de los niños, vestidos de gala y táperes para devolver». Así inspiró «Señoras del (H)AMPA», con la que triunfa en televisión

19 ago 2019 . Actualizado a las 21:55 h.

A Toni no la cambian las circunstancias. Madre feliz y entregada, asegura que se puede seguir siendo una familia aunque la vida, como a ella, acabe por separar al matrimonio. «No se deja de ser un equipo, la paternidad es para siempre», asegura esta actriz que a los 47 no para de trabajar. «Me daría muchísima pereza volver a tener menos de 40», apunta.

-Pues ya estrenaste. ¿Sensaciones?

-Estamos muy contentos, porque hemos hecho muchos pases previos, hemos probado con niños, con papás... La película está hecha para que la gente la disfrute y la comparta. A uno de los pases invité a mis mamás del cole, a las inspiradoras del (H)AMPA [la serie que lidera en televisión], y me dijeron: «Toni, esto va a ir muy bien». Ellas son mi termómetro para esto.

-¿Alguna vez te dieron ganas de coger la maleta y decir: «Ahí os quedáis», como en la peli?

-Seguro que sí, lo que pasa es que yo estoy viviendo ya una etapa muy bonita y muy fácil, porque mis niños tienen 15 años, y estoy como en un momento en el que los problemas son aún fácilmente gestionables, todavía no me plantean temas de adultos. Pero seguro que sí, que alguna vez pensé: «¡Dios mío, quiero salir de esta casa!», estoy convencida. Eso nos pasa a todos y es muy humano reconocerlo.

-Santiago Segura hace de marido desquiciante que no colabora.

-Sí, pero creo que está contado de una manera muy bonita, porque no está enfocado desde el punto de vista del hombre que no hace nada. Él no se da cuenta, es tan inconsciente que no ve todo lo que conlleva hacer tu trabajo fuera de casa y gestionar toda la logística familiar. A mí eso me gusta mucho de la película, porque no es un linchamiento. Es simplemente ver que muchas veces, en muchísimos hogares, el padre todavía no se da cuenta de cuánto hace la madre para cumplir con las dos facetas. Las madres siguen llevando el 70 o el 80 por ciento de la responsabilidad familiar, cuando ellas también trabajan fuera.

-¿Tu batalla es la conciliación?

-Sí, porque además es una cosa de la que te das cuenta. A los hombres nunca les preguntan si es difícil conciliar, siempre se nos pregunta a las mujeres, como si se diera por hecho que la responsabilidad de la casa recae sobre ti por el hecho de serlo. Entonces, sí, me gustaría que hubiese una conciliación real e igualitaria, y hablándolo es como te das cuenta de que no existe aún. Y tenemos responsabilidad todos en este problema. Esta película también puede ayudar en muchas familias a que el padre diga: «Oye, que yo no hago la mitad, podría hacer más».

-Las ausencias de los padres no se penalizan tanto como las de las madres.

-Venimos con el pack, la maternidad te coloca en la casa ya. Se da por hecho que siempre vas a estar y a cumplir. A mí me encanta ser madre, pero por mi profesión a veces les pongo ejemplos: los médicos tienen turnos, las azafatas vuelan... Pero en el padre ni se plantea. El padre llama diciendo que tiene trabajo y ya está, no hay ese gran conflicto. Ahí él también tiene que colaborar y explicarles que mamá tiene que trabajar. Creo en las nuevas generaciones, pero a nosotras nos queda mucho camino por recorrer.

-Y la prueba está en tu maletero, ¿no? El caos que había ahí dentro inspiró «Señoras del (HAMPA)».

-¡Ja, ja! Es que en ese maletero se van acumulando cosas durante el día. ¿Tú no conoces a muchas parejas y matrimonios en los que él tiene una moto? El padre tiene una moto y cuando lo veo pienso: «¿Pero cómo puede tener una moto si tiene tres hijos?» Pues es que resulta que a él le sienta fenomenal irse a dar paseos, pero el coche familiar lo conduce la madre con el maletero lleno. Como concepto me encanta. Él puede seguir manteniendo su caballo para de vez en cuando liberarse, pero yo no conozco a ningún matrimonio donde la madre mantenga la moto.

-¿Pero qué llevabas ahí cuando surgió la idea de la serie?

-Mira, había sido carnaval e iba sobre el cine la temática. Entonces pensé: qué maravilla. A mi hija la disfracé de paquete de palomitas, entre otra madre y yo les hicimos un disfraz precioso, pegando las palomitas, con un gorrito... y eso estaba en el maletero. Lo abrías y había ese disfraz; las cosas de esgrima de mi hijo, con el florete, la careta... Luego unos vestidos de fiesta míos y táperes para devolver. La mezcla imposible de madre trabajadora. Tanto el coche como mi bolso pueden ser una mezcla de cosas inverosímiles. En el bolso llevo desde Dalsy, un chupete, chuches, colores...

-Tus 47 no se traducen en una bajada de ritmo a nivel profesional.

-Yo he pillado un momento muy bueno en el que se empiezan a contar las historias de las mujeres de más de 40. Hay una buenísima racha en este sentido, también en la literatura. Coincide mi edad con este momento, y también coincide, aunque he trabajado mucho para llegar aquí, con mi madurez interpretativa. La gente me ha visto crecer como actriz y te dan más oportunidades, se piensa en mí más.

-¿Volverías a tener menos de 40?

-No, no, me da mucha pereza. La gente me dice: «No los aparentas», y yo les digo: «Pero los tengo». Me gusta la edad que tengo, y contar los conflictos de la edad que me toca. No me gustaría hacer de una de 35, tendría que hacer un ejercicio muy potente para volver atrás. Creo que las actrices debemos interpretar papeles de mujeres de la edad que tenemos, y también al revés. No me gusta ver a una de 35 haciendo de madre de otra de 25, porque no me lo creo. Hay que darle a cada uno la edad que le corresponde realmente.

-¿Complicado eso de ser madre de adolescentes?

-De momento la cosa va muy bien, pero tampoco quiero hacerme la ciega ni la sorda. Los padres tenemos muchas herramientas a mano hoy en día para hacerlo bien, es una corresponsabilidad también por parte de los hijos, aunque con 15 años tampoco saben lo que les está pasando porque es una revolución, y en nuestra mano está ayudarles.

-La película transcurre en un hogar tradicional, con un matrimonio. Pero imagino que lo principal es seguir siendo una familia, sean cuales sean las circunstancias.

-Exactamente, porque incluso en los divorcios se puede pensar mucho en los hijos. No se deja de ser familia, no se deja de ser equipo. La paternidad es para toda la vida. Hoy tenemos muchas más herramientas de las que se tenían antes, pero quien tiene un poder tiene una responsabilidad, así que usémoslas. Está muy bien ir a un terapeuta, por ejemplo. Les llevamos al pediatra pero no al psicólogo, cuando es posible que emocionalmente necesiten ayuda. Igual que nosotros nos estresamos, porque yo, en mi caso, no renuncio. Quiero ser madre y quiero ser actriz, pero hay que hacerlo bien.

-Y parece que lo estáis haciendo bien, vosotros hasta os fuisteis unos días de vacaciones.

-Es que era el cumple de mi hijo Nico, entonces me da igual. Aquí cada uno tiene sus opiniones, y hay quien opina que hacemos bien y que hacemos mal, pero es que era el cumple de mi niño.