La pregunta a Lino es obligada: ¿eres el único que saca tus carnes a pasear? «De momento sí, aunque no te creas, cada vez me lleva más tiempo. Nosotros partimos de que la carne sufre y no me parece lógico extraerla de la nevera y meterla en la parrilla, de la misma manera que cuando sale de la parrilla lo mejor es esperar ocho minutos antes de cortarla y trincharla porque si no, pierde los jugos. Pues por eso mismo creo que es importante darles ese paseo». Lino cuando regresa de esa caminata ya las desenvuelve del plástico y las prepara en el parrillero. Después las sirve en la mesa con una piedra caliente, por si algún cliente la prefiere más pasada o decide a lo largo de la comida calentarla.
El precio de cada pieza varía, van desde los 38 euros a los 48,50 el kilo, pero Lino asegura que con un Tomahawk de dos kilos comen cuatro personas, así que sale a cuenta. De lo que no tiene dudas es de que la experiencia de ir hasta su taberna vale la pena: «La fraga es un sitio increíble, aquí se para el tiempo, y por supuesto mis carnes son las más felices».