«Hay menos agobio y aún hace calor»
Septiembre también llega con vacaciones para Yolanda Pérez. Esta auxiliar de enfermería de 48 años cuenta los días para empezar su propio verano. Aún no ha podido coger vacaciones desde junio y, aunque en mayo pudo disfrutar de unas jornadas libres, ha reservado todas sus ganas para disfrutar cuando a los demás les toca volver. Ella es una de esas afortunadas que podrán exprimir un merecido y justo descanso después de unos meses de mucho trabajo. Será del 14 al 26 de este mes cuando ella verá el sol de sus vacaciones. «El verano lo pasé bien, pero con mucho calor. Y se nota más cuando trabajas», afirma. Lo bueno es que su trabajo le permite organizarse por turnos, lo que le ha dejado tiempo para poder relajarse y tomar un poco el sol. «Lo que más me costó fue cuando mi hija iba a la piscina y yo tenía que venirme a trabajar. Pero los fines de semana intenté disfrutarlos a tope con ella», relata.
Yolanda sabe que estará más libre cuando su hija vuelva al cole, aunque es consciente de que pasarán menos horas juntas. «Al principio del verano me dijo que quería irse de vacaciones a algún lado, pero lo fue pasando bien haciendo escapadas con sus amigas», relata. Desde el punto de vista del disfrute, considera que septiembre es un mes de vacaciones más del verano: «Hay menos gente en todas partes y puedes disfrutar igual del calor».
Esta es la primera vez que Yolanda pasa de junio a agosto trabajando. Ella vive en Ourense, pero su familia es de Sevilla. Eso también influye, aunque dice que siempre que tiene un hueco viaja rumbo al sur. A pesar de todo, dice que no le importaría volver a elegir estas fechas para irse de vacaciones aunque reconoce que, si le dieran a elegir, «preferiría julio».
Y es que Yolanda tiene claro que hoy es más importante tener trabajo que poder elegir el mes de vacaciones, por eso sean cuando sean, las recibe con alegría y buena cara. Todavía debe esperar quince días y no tiene muy claro qué hará a partir del 14, pero eso ahora no importa: «Ya se verá». Lo bueno está por venir.
«Es el mes para hacer viajes culturales»
Nos vamos bien lejos. Casi 2.900 kilómetros separan Budapest de A Coruña, distancia que Mateo Casal y sus padres recorrerán este septiembre. No, no, más. Aquí no acaba la cosa. El viaje se divide en tres partes: Budapest, Viena y Praga. Ya si la mejor es la primera, la segunda o la tercera no lo sabemos, pero ellos exprimirán todo el viaje al máximo. «La verdad que nos cuadró así y nos venía bien a todos. Mis padres cogieron en septiembre vacaciones y yo, por motivos laborales, no pude cogerlas antes», explica Mateo, a quien le encanta viajar. Y es que es de esas cosas que uno paga pero que le hacen más rico, más humano, más honesto. «Siempre que se viaja se ven cosas que uno, en su día a día, no está acostumbrado a ver y eso nos enriquece mucho culturalmente», detalla. Además, este no es el único motivo por el que ellos cogieron este mes como el más oportuno para despegar rumbo a países centroeuropeos. «Septiembre es un mes más tranquilo turísticamente en comparación con julio y agosto, hace menos calor y la gente está más centrada en ordenar su rutina para empezar a trabajar. Apostamos por él porque queríamos hacer un viaje en el que poder patear la ciudad y llenarnos de su historia, de sus tradiciones, de su día a día y claro, septiembre es el mes clave para ello», explica.
Ellos ya tenían en mente organizar un viaje cultural, pero querían ir más allá de las ciudades típicas. «Pensamos algo nuevo y diferente, destinos y ciudades que no estuvieran preestablecidas como las más emblemáticas, esas que todo el mundo visita. Huimos un poco de eso. Ciudades como Roma o París que, normalmente, están llenas de turistas todo el año. Además, me recomendaron estos sitios varios amigos y habrá que ser testigo de ello», cuenta Mateo con ese impulso viajero que ya no aguanta mucho más: «Tengo ganas de desconectar, de estar con la familia y de coger fuerzas para el invierno. Además son ciudades que hay que aprovechar y observar hasta el más mínimo detalle». Quizás, ahí, en los pequeños detalles encontramos algo que nos sorprenda o nos cambie la vida, ¿no? «Viajar te abre la mente y permite conocer así otras formas de ver la vida», dice.
«Improvisando y sin límites- cuenta Mateo- es como mejor se viaja. La cuestión es llegar allí, situarnos en la ciudad y empezar a caminar. Eso sí, algun descansito habrá que hacer para comer. Tenemos total libertad para organizar el día, pero bueno, hay que ir pensando porque tenemos una semana en total, dos o tres días en cada sitio». Esto es como todo lo bueno, acaba rápido. Pero tranquilos que la morriña pronto vuelve y ya estamos otra vez de vuelta. El avión coge impulso y despega rumbo a Asia. ¡Allá vamos!
«Parto las vacaciones para viajar ahora»
El verano de Daniel no empieza en septiembre, pero es ahora cuando vive esa prórroga que tanto saborea. Le gusta tanto esta época para viajar que ya planea sus vacaciones pensando en ello. Por eso cuando le preguntamos qué tal sienta eso de irse de vacaciones cuando los demás ya están de vuelta, responde que no le produce ninguna sensación especial, porque está acostumbrado. Es así año tras año. Tiene claro que su momento para viajar es este. «Siempre parto mis vacaciones, porque a mí el verano en Vigo realmente me gusta mucho y quiero pasarlo aquí. Tengo la suerte de trabajar en horario de mañana, así que puedo ir todas las tardes a la playa y quedar con toda esa gente a la que no ves el resto del año y que vuelven a casa o viajan hasta aquí en verano para pasar unos días», comenta este viajero incansable que se pega todos los años tres viajes: dos largos y uno corto. Y él por corto entiende Europa, no te vayas a pensar que se refiere a Tenerife. «Es que mi hijo vive en Alemania, así que voy muchas veces a visitarle», cuenta este vigués de 34 años con muchas horas de vuelo encima. Este año le toca el turno a Islandia y a Bali, que no se diga.
La vuelta, en octubre
Su avión no despegará hasta finales de mes, así que todavía le queda un margen para prepararse. «Nos vamos el 25 de septiembre y volvemos en octubre», dice David, que viajará con otros dos amigos y ya piensa en verse rodeado de agua: «Vamos a ver tres islas, Bali, Lombok y Gili. Teníamos pensado ir también a Komodo, pero lo descartamos», explica. Todo este planning está cronometrado para cumplirlo en trece días. «En realidad son diez días efectivos, porque ya son casi tres solo de viaje», aclara. Pero entonces, cuando te sitúas y superas el jet lag ya casi te tienes que volver, ¿no? Pues dice que no es para tanto. «Yo no tengo problema. Duermes el primer día y luego ya estás bien. Puedes encontrarte un poco raro, pero nada más», señala.
Aunque ya ha dicho que el verano vigués le tira muchísimo, hay más motivos para hacer ahora este pedazo de tour. «Hay mucho menos volumen de gente y mejores precios. Me llamaron de All Tour Vigo (que es la agencia a la que suele ir) y me lo ofrecieron porque saben que me gusta hacer este tipo de viajes. La verdad es que me salió mucho mejor, porque contraté el vuelo por 700 euros, cuando lo normal es pagar 1.200 o más», cuenta Daniel, que añade que esperar más no era una opción para su destino. «En Asia luego empieza la estación húmeda, y así aprovechas las playas y no te arriesgas a perder ningún tren ni nada. Las infraestructuras allí no son demasiado buenas, así que una inundación puede paralizarlo todo», apunta. Y aquí no se trata de eso. Más bien de todo lo contrario. Que siga el verano, porque hay gente de sobra para disfrutarlo. Septiembre, de temporada baja, no tiene nada.