Son el alma del mercado

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Marcos Míguez

ELLOS VENDEN CARIÑO Tanto que les han premiado por ello. Algunos lucen su diploma en el puesto, otros reciben visitas y hasta algún que otro regalo. Te presentamos a algunos de los placeros más populares y queridos de Galicia. Porque ellos lo valen.

14 ene 2017 . Actualizado a las 17:13 h.

A sus 30 años y tras siete en el mercado, Víctor es toda una institución en la plaza de Lugo en A Coruña. Aunque ya le conocimos hace un tiempo en estas páginas por su afición a colgar todo el pescado que tiene cada día en Twitter -«ahora también lo hago en Facebook e Instagram, para informar de lo que hay y enseñar lo bonito que es; hasta he vendido lubina por WhatsApp»-, hoy toca reconocerle por su faceta como placero de premio. Él fue el elegido por la clientela de su mercado en el 2013, durante la convocatoria de la campaña Presume de praceiro impulsada entonces por la Xunta de Galicia. Una iniciativa en la que los compradores votaban a un vendedor de cada plaza en reconocimiento de su buen hacer.

«La gente eligió y salí yo, así de sorpresa», recuerda el rostro de Pescados Víctor con ilusión. Y claro, ese premio no cayó en saco roto: «Tengo el diploma aquí puesto, ¡hay que fardar!», exclama. No hace falta tirarle de la lengua para que explique el secreto de su éxito: «Soy bastante coñero y entonces le caigo bien a la gente. Es por la alegría, hay que ser simpático y tratarles con mucho mimo», dice. Tanto es así que hay quien se acerca a su puesto cuando no tiene nada que comprar. «Hay gente que viene solo a hacerme una visita, para saludar», asegura Víctor, que añade que también ha recibido algún que otro detalle: «Por ejemplo, una empanada de parrochas. Incluso cuando me casé una clienta me regaló unas copas y una botella de champán para que brindásemos en la boda».

POSTALES Y BOMBONES

Claro que él también tiene detalles con sus clientes. «Este año hice unas postales de Navidad para felicitarles las fiestas, y otra vez les di una cajita de bombones a cada uno», explica. Eso y el estar a todo es lo que hace que lo elijan: «Tienes que estar pendiente de muchas cosas. Hay clientes que ni se llevan la vuelta y hay que ir detrás o guardársela para el próximo día. Y aquí también hacemos de psicólogos», asegura. Pero ¿qué le cuentan a Víctor? «Lo que más es lo de ‘pónmelo por si acaso, que no sé si vienen mis hijos a comer o no, que siempre avisan a última hora’. Y yo lo entiendo, porque también lo hice», reconoce. Su triunfo, dice, trasciende a la calidad del pescado. «También cuenta la preparación, el que te ponga los filetes limpitos y sin espinas... hasta tengo unas pinzas para quitar las del medio, así que fíjate», señala. Es admirable su excelente humor teniendo en cuenta que lleva en pie desde las cinco de la mañana. «Me levanto a esa hora, bajamos a comprar al muelle, desayunamos sobre las siete y media un café bien cargadito y unas tostadas, que no las perdono. Luego abrimos en la plaza de ocho a dos y media o tres y después ya es fregar y recoger», detalla feliz. Es que él lo lleva en la sangre. Su madre tiene otro puesto en el mismo mercado, y antes que ella lo tuvo su abuela. «Es una maravilla, lo único malo es madrugar, pero esto es una maravilla. Al principio lo de las tripas y el olor no me gustaba, pero ahora hago lo que más me gusta. No trabajaría de otra cosa», afirma. Y quizás por eso lo hace tan bien.

Oscar Vazquez

Pilar Cambeiro: «El trato personal nos da una clara ventaja»

En el 2012, la carnicera viguesa Pilar Cambeiro fue coronada en el Mercado de Bouzas como la mejor placera de Galicia al resultar elegida ganadora del concurso Presume de Praceiro, que organizaba la Consellería de Economía e Industria. Un año más tarde el galardón viajaba hasta el Mercado de Moaña para ser entregado a María del Carmen Trigo, de la Frutería Tery.

Pero el certamen desapareció y de esta manera el podio ha congelado en el tiempo la valía de Pilar, que sigue siendo oficialmente la última carnicera mejor valorada. Pero más allá de reconocimientos oficiales, lo que importa es el del público y ese hay que renovarlo cada día. Nada menos que desde hace 40 años lo hace ella.

Hasta su local en la plaza del barrio marinero se acercan cientos de personas en busca de su ayuda, sobre todo jóvenes que imploran unos gramos de asesoramiento para saber qué hacer con un pedazo de carne si no es una hamburguesa. «El trato personal y la calidad del producto nos da clara ventaja respecto a supermercados y grandes superficies», afirma la mujer, que junto a sus hermanos menores, María del Carmen y Rafael, llevan en la sangre el trabajo de matachín iniciado por sus abuelos José y Ramona, que dejaron su Noia natal y apostaron por la pujanza comercial de Vigo para su proyecto que siguieron sus descendientes.

La carnicera sigue manteniendo ciertas tradiciones, como recurrir a los proveedores que le garantizan calidad y frescura. «La mayor parte de la carne que tenemos procede de criadores de Lugo, algunos de la época de mi padre. Sabemos lo que comen las reses y en qué condiciones viven», cuenta. Su familia también crio ganado y da valor a detalles que la industria olvida.

Además, a Pilar le encanta la cocina y está al día en las últimas novedades gastronómicas, que comparte con su clientela. Tras un intenso diciembre, se toma este mes con tranquilidad porque sabe que llegan las vacas flacas y hasta mediados de febrero no empiezan a engordar.

SANDRA ALONSO

Antonio José González: «O sábado a praza é un espectáculo»

Antonio José González Álvarez es a la Praza de Abastos de Santiago lo que el deán a la Catedral. Uno y otro trabajan en los dos lugares más visitados de Santiago, y en el caso del comerciante implica una responsabilidad extraordinaria. La sonrisa de Antonio en el puesto de la Charcutería Seco es, al final, la de toda una ciudad, y eso pesa. Es el más veterano del mercado porque su familia ya tenía dos puestos a finales de los años 40. Él, como representante de la tercera generación, cogió el relevo en 1970 y desde entonces es el abanderado del embutido de calidad en Compostela. Su pasión por este espacio emblemático es innegable, porque en él sigue abriendo un negocio que solo descansa los domingos y a pesar de que tiene otra tienda en la zona nueva y una más en el centro comercial Área Central. Pero a su experimentado entender, «a Praza de Abastos é única, e os sábados son un espectáculo, o ambiente é impresionante». Y es cierto, en la mañana del sábado el recinto se ha convertido en un centro de ocio y alrededor de él se ha acoplado una oferta hostelera que le ha dado un aire más actualizado. Antonio es de los clásicos, de los que sigue apreciando el aire aldeano que tanto les gusta contrastar ahora a los turistas y a los modernos, y por eso prefiere recordar las jornadas de los jueves, que antes de que fueran míticos por los estudiantes y la movida lo fueron por el dinamismo que le daba a la ciudad la feria de ganado. «Isto é natureza pura», afirma el placero, que ha visto la evolución del edificio hasta las comodidades de hoy en día. El negocio de los embutidos no tiene secretos para él, aunque al final la permanencia en el tiempo de una tienda así solo se explica por lo que se transmite, y en el caso de Seco se palpa la amabilidad natural y un buen ambiente laboral que los clientes detectan. Clientes que, de vez en cuando, encogen la mano con los embutidos por las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, a las que Antonio replica con una recomendación irreprochable hasta para el médico más exigente: comer de todo «sen abusar».

ANGEL MANSO

Teresa López: «Ya tengo clientes fijos para la chayota»

Teresa López Santalla lleva trece años al frente del puesto Pérez que regentaba su tía y que ella siempre codició. «Yo trabajaba en otro y me gustaba mucho este», cuenta. En cuanto se hizo con él se creó un estilo propio incorporando al repertorio habitual del mercado más céntrico de Ferrol, el de A Magdalena, las verduras y frutas de las cocinas más lejanas. Cualquier día de semana tiene pak choi de China, una verdura similar a la acelga que tiene un ligero sabor a grelo y que ella recomienda hacerla hervida y con una ajada. Al principio muchos compradores se quedan sorprendidos; ahora la recomiendan, en especial los aficionados a la comida asiática, restaurantes con cartas modernas como O Camiño do Inglés y, en especial, vegetarianos que no encuentran en ningún otro sitio los ingredientes para las recetas que buscan en la Red o en manuales de cocina. «Ya tengo clientes fijos para la chayota y muchas personas que me agradecen que mi oferta sea tan variada, pero es que siempre que veo una fruta o una verdura de otros países o nueva la traigo o trato de conseguirla en Internet», cuenta.

Así hizo con la citada chayota, el fruto de una planta trepadora que medra en países como Honduras y que es un mix entre la patata y al calabacín, o con la pera nashi: otra mezcla entre manzana y pera y que se come como cualquier otra pieza de fruta. También tiene una manzana que está entre una tabardilla y una golden. Teresa acude muchas madrugadas al mercado central con una lista de peticiones de clientes y de los restaurantes a los que surte. Su tarea es mucho más complicada que la de otros placeros, pero tiene intención de seguir por ese camino e incluso arriesgar más. Teresa no tiene premio oficial, pero sí el que le dan los clientes, algunos recorren más de 60 kilómetros para ir a su puesto.

«Hay mucha gente que te agradece mucho que consigas estas cosas especiales, sobre todo, las especias, que no siempre pueden encontrar. Esa es una gran satisfacción para mí, aunque tenga más trabajo», dice una vendedora que cuenta con una página de Facebook que ella misma actualiza y en la que va relatando las curiosidades de su catálogo más exótico.