«Tengo una base de datos en la cabeza»

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CEDIDA

Lleva 30 años retransmitiendo esos deportes que nos emocionan en los Juegos. La gimnasia no sería lo mismo sin su sensibilidad para contárnosla y su voz es tan reconocible que pocos le ponen cara. Deportista nata, es capaz de coger vacaciones solo para ver un mundial de atletismo en casa. Su fuerza, dice, es la ironía: «Como mujer he aguantado muchas tonterías».

01 oct 2016 . Actualizado a las 19:12 h.

Aunque su voz nos suene muchísimo por las retransmisiones deportivas, al otro lado del teléfono Paloma del Río suena con mucha más fuerza y vehemencia. A sus 56 años, y con más de 30 a sus espaldas dedicada al deporte minoritario, afina con ironía toda una carrera que ella ha saltado brillantemente pese a los obstáculos. «Ser mujer y joven e intentar contar el deporte en una redacción no era fácil hace décadas». Con una forma física envidiable, confiesa que es una yonqui del deporte, y que ha intentado practicar todos aquellos que ha narrado. Va sin papeles a las retransmisiones desde que un buen jefe le dio ese consejo: «Así podrás contar lo que ves sin liarte tanto». Se queda con la gimnasia artística de las chicas del Este, y menos con el fenómeno acrobático de Simone Biles, y puedes retarla a dar nombres, que tiene grabados todos en su cabeza: «Tengo mucha memoria visual».

-Son tus decimocuartos juegos. ¿Ha cambiado mucho la forma de contarlos?

-No, a ver, la madurez siempre se nota, los nervios, la seguridad que tengo ahora. Pero los Juegos son los Juegos, el mayor espectáculo que hay en el mundo deportivo. También para los periodistas. Porque no todos los que quieren ir van, hay un límite.

-¿Y tú te sientes una privilegiada?

-Absolutamente, yo cuando estuve en Seúl, que fueron los primeros, estaba haciendo trabajo de redacción y pensaba: ¡bueno, pero estoy en Seúl!

-¿El fútbol es el enemigo a batir?

-No, el fútbol es lo que mueve todo: empresas, publicidades, patrocinios... Las televisiones, los periódicos. Aquí o en todo el mundo.

-Pero como espectadores cuando empezamos a ver otros deportes y los disfrutamos, nos damos cuenta de esa obsesión futbolera.

-Sí, a mí me da mucha rabia. Que el fútbol no deje ver otros deportes, otros logros de otra gente importante. Es más, a veces hay hazañas deportivas que quedan oscurecidas como anécdotas por el fútbol. No es normal que cuando hay un logro en 1.500 metros la portada de los periódicos sea el pelo de no sé qué futbolista. Yo creo que un deportista que no es futbolista salga en portada es tan raro, que pasa dos veces al año.

-En las mujeres es un doble castigo.

-Sí, sí. Multiplicado, a pesar de que en los últimos años, el deporte femenino ha dado grandísimos éxitos. Como en estos Juegos; en Londres once medallas fueron femeninas, y en Río hubo nueve. Pero eso es un día, al siguiente nadie se acuerda.

-Tú también eres, por lo que tengo entendido, muy práctica. Cuanto antes lo asumamos mejor.

-Sí, es que yo lo he sufrido. El periodismo deportivo es bastante masculino. Yo llevo 30 años en este oficio y en ese momento no había muchas mujeres. No solo sufrí la presencia mayoritaria masculina, sino además machismo. Y fuimos incómodas, pero al final ese grupo de mujeres que empezamos abrimos un poquito el hueco para que detrás vinieran muchas más. Bueno, era

vocación y tuvimos la constancia y la paciencia de mantenernos ahí.

-¿Quién fue tu referente?

-Para mí no eran del periodismo deportivo. Eran Rosa María Calaf, y Ana Cristina Navarro. Luego cuando ya hice deportes, con Mari Carmen Izquierdo, Olga Viza, María Escario, Elena Sánchez... Todas ellas.

-Tú el machismo lo sufriste directamente...

-Sí, sí, sí. A mí me metieron mano así, a las claras. Y sufrí el lenguaje lascivo, insinuaciones, miraditas, pero vamos, como cualquier mujer, porque más o menos todas hemos pasado por eso en algún momento de nuestra vida. Esas insinuaciones de «bonita», mientras tú dices: «Vete a tomar por el culo» [risas]. Yo no soy violenta ni nada, soy irónica. Y bueno cuando este señor se puso detrás de mí y luego me puso la mano en los pechos. Yo me di la vuelta y le dije: «¿A ti esto te gustaría que se lo hiciesen a tu hija?». Se quedó planchado y se fue, y después ya entendió perfectamente.

-Hoy hubiera sido diferente.

-Sí, eso pasó hace mucho, popes de hace 30 años...

-Pero ahora lo hubieras mandado a tomar por ahí.

-Sí, sí, no sería grosera. Pero buscaría una frase adecuada.

-¿Para retransmitir deporte hay que haber hecho deporte? ¿Te da ese punto más a la hora de contarlo?

-No necesariamente. Pero yo soy deportista. Me gusta el deporte, lo necesito, también para hacer retransmisiones de muchas horas necesitas tener una buena forma física. Yo hoy he nadado 1.500 metros a las 7.30 de la mañana. Cinco días a la semana voy a hacer deporte. Yo creo en el deporte como devoción.

-Entonces ese ejercicio es un elemento más para aproximar al espectador.

-Sí, yo he retransmitido habitualmente gimnasia, tenis, hípica, saltos de trampolín... Y todos con más o menos suerte los he intentado. Soy una inútil haciendo esquí, pero todos los he intentado. A nivel usuario.

-¿Hay alguno que te guste especialmente ver de los que haces?

-Es que no puedo verlos mientras estoy comentando. Pero cuando están grabados me gustan todos. Soy una adicta al deporte, yo me he llegado a coger vacaciones para ver un Mundial de Atletismo en casa. Por la tarde si hay Vuelta o Tour me voy a casa a verlo.

-Eres yonqui.

-Absolutamente. Consumo muchísimo deporte.

-¿Y esa memoria que tú tienes también la ejercitas de alguna manera? Empiezas a decir nombres de gimnastas y nos quedamos boquiabiertos.

-Uno de mis primeros jefes me dijo que cuantos menos papeles llevara a las retransmisiones mejor. Y yo tomé nota de aquello. Cuando llevas muchos papeles te lías, no atinas. Yo tengo una buena memoria, y memoria visual, entonces lo que he vivido lo tengo mucho más claro. Ahora me dices: ¿cuál fue el duelo en gimnasia en Seúl? Y te digo fue el de Daniela Silivas y Yelena Shushunova. La primera vez que alguien me ve decir eso a mi lado, me mira como diciendo: ¿y esta loca? Pero ya están acostumbrados. Tengo una base de datos en la cabeza en cuanto a deportes que he retransmitido o me gustan.

-También tienes una concisión a la hora de contar muy sensible. O es que quizás estamos muy hechos a los periodistas que narran el fútbol y sus «Iniesta de mi vida»...

-Sí, mis deportes son muy tranquilos. Y no necesito gritar. Me parece que está fuera de lugar. Puede ser la emoción en un momento de una medalla, pero son deportes pacíficos. No necesito dejarme la garganta, yo a veces sufro con mis compañeros que oigo en la radio, a mí me altera.

-¿Un momento emocionante de esos que hayas vivido?

-Hay dos o tres puntuales. Las medallas de los españoles y luego uno muy emotivo a nivel humano. En los Juegos de Vancouver en el 2010, donde la patinadora canadiense Joannie Rochette sale a competir un martes, y dos días antes su madre, que había venido a verla desde Montreal a Vancouver, fallece de un infarto. Ella sale a competir sabiendo que su madre está en un depósito de cadáveres. Fue una cosa tremenda. Ella muy concentrada, yo terminé llorando.

-Tú qué has visto a tantas gimnastas, ahora a Simone Biles. ¿Para ti ha habido una especial?

-De gimnasia artística, Yelena Shushunova, de la URSS; Svetlana Boginskaya, de Bielorrusia... Me gusta más la gimnasia artística que la acrobática. Simone Biles es pura acrobacia. Ahora me gusta la holandesa Lieke Wevers, y su hermana gemela, que en barra hizo un ejercicio maravilloso. Me gusta más eso, porque ahora se ha convertido todo en acrobacia.

-Tú llegas a saber en un momento que nuestras gimnastas de rítmica iban a tener medalla. ¿Es tal ese conocimiento?

-Yo no he sido gimnasta, pero sí he hecho un curso de jueces para enterarme de qué es lo que estaban mirando, para tener un poco de criterio. Para eso te tienes que preparar.

-¿Alguna vez has tenido que parar una retransmisión?

?Alguna vez que he estado sola y he -tenido que ir urgentemente al baño, pero lo he hecho con mucho arte [risas].

-Tú has dicho públicamente que eres lesbiana. Y se sigue marcando a los deportistas como «gais» con titulares como «Los juegos con más gais». ¿Qué te parece eso?

-Quien reconoce abiertamente su homosexualidad no tiene ningún problema. Pero entiendo que tengan miedo. Yo no tuve miedo, la vida hay que vivirla, yo lo he vivido con naturalidad dentro de mi vida familiar, yo hablo de mi pareja si la tengo o no la tengo, y tengo mi vida totalmente normalizada.

-¿Las guardas?

-No, no soy vengativa. Yo eso lo dejé resuelto en ese momento.

-¿Te quedan muchos juegos por delante?

-Pues como los derechos no los tiene ya RTVE pues, salvo que cambie, estos han sido los últimos.

-¿Y eso cómo lo sientes?

-Con alegría, y el privilegio de haberlos podido contar.

-Te reconocemos todos por la voz.Pero no eres muy conocida de cara.

-Sí, hace un tiempo estuve en Girona de vacaciones. Iba en bicicleta y una persona me paró. Pero por la voz sí.