
En octubre de 1997, el Ministerio de Fomento cedía el uso del lugar al Gobierno gallego por 30 años prorrogables hasta los cien. Comenzaría después la rehabilitación del viejo lazareto del siglo XIX
11 oct 2022 . Actualizado a las 23:37 h.El 11 de octubre de 1997, el entonces conselleiro de Cultura, Xesús Pérez Varela, desembarcaba en San Simón para materializar la cesión de la isla realizada por el Ministerio de Fomento a la Xunta de Galicia. La Voz explicaba al día siguiente que su usufructo, y el del islote inmediato, San Antón, era por un período de treinta años prorrogable hasta los cien.
Este trámite administrativo permitiría a la Consellería de Cultura emprender la rehabilitación de la isla, previa declaración como bien de interés cultural (BIC), algo que aconteció en julio de 1999. Además, la Xunta preveía la construcción de un centro de recuperación de recursos marinos, proyecto redactado por el arquitecto César Portela, que supondrá un coste de 90 millones de pesetas (medio millón de euros).
En aquella jornada, los vecinos de Cesantes, a cuya parroquia pertenecen las islas, protestaron porque el conselleiro no les dejó intervenir en el acto. Durante el mismo, fue presentada la primera adquisición de Cultura con la que comenzaría la rehabilitación de la isla. El escultor gallego Manuel Ferreiro Badía intervino en el acto describiendo el proceso de elaboración de un monumento en honor a tres trovadores gallegos, Mendinho, Xohán de Cangas y Martín Códax, quienes en la época medieval describieron el paisaje de la ría de Vigo en sus cantigas. Los tres ilustres personajes, que emprendieron el camino de la poesía en gallego allá por el siglo XIII, serían homenajeados por la Real Academia Galega al año siguiente en el Día das Letras.
La historia de San Simón y San Antón está cargada de acontecimientos de enorme trascendencia en distintos ámbitos. Fue lugar de eremitas y monjes antes incluso de que los trovadores de la ría cantarán a su mar. Se le sumó la batalla de Rande a comienzos del siglo XVIII para, un siglo más tarde, comenzar a actuar como lazareto oficial de toda la navegación transoceánica que llegase a las costas del oeste y sur de España. Ya durante la Guerra Civil, aquellas viejas instalaciones fueron utilizadas por los sublevados como campo de concentración donde murieron y fueron asesinados prisioneros republicanos. Su última ocupación, antes de la cesión a la Xunta, fue bajo la denominación Hogar Méndez Núñez para acoger y dar formación a huérfanos de marineros. Incluso en sus aguas, en 1950 se produjo el naufragio con mayor número de víctimas mortales en la ría de Vigo desde que ha registros. Murieron 43 guardias de Franco que pasaban una temporada de descanso en las instalaciones de la isla.
Con todo este pasado de desgracias, el Ministerio de Agricultura y Pesca se dispuso en 1986 a afrontar la rehabilitación de la isla para dedicarla a estudios del mar. El Gobierno llegó a hablar con los arquitectos César Portela y Xosé Bar Boo. Pero, ahí quedó todo y no se llegó a realizar el proyecto hasta que, once años más tarde, se produjo la cesión a la Xunta de Galicia. En 1998, el Ejecutivo gallego aprobaba el proyecto diseñado por César Portela, mismo arquitecto que poco después emprendería el proyecto del Museo do Mar en Alcabre, el Verbum en Samil y el auditorio Mar de Vigo en Beiramar. En los seis años siguiente, el Gobierno autonómico invirtió en ese proyecto 7, 2 millones de euros. Ya se había cambiado el enfoque de esa infraestructura que ahora pasaría a ser de ámbito cultural.
La cohabitación de PSdeG-PSOE y el BNG en el Gobierno autonómico de Santiago conllevó un giro en las funciones de San Simón. Los nacionalistas, al frente del área de Cultura con Ánxela Bugallo, optaron por convertir el archipiélago redondelano en un espacio dedicada a la memoria histórica, es decir, a recolocar la narrativa histórica desde la guerra civil hasta la llegada de la democracia sin pasar exclusivamente por el tamiz franquista. Para entonces, ya se había concluido toda la rehabilitación de las islas con un presupuesto que rondaba los trece millones de euros. Ahí estaban listos para su nueva vida la casa del guardián y la administración, la capilla de San Simón, la casa de la cultura y los deportes del mar, la cafetería y restaurante, el edificio de cursos y seminarios, el auditorio multiusos, la residencia Stella Maris, la casa de baños y el centro de interpretación y documentación.
En el año 2008, las instalaciones se abrieron al público a través de visitas organizadas inscritas previamente. Estas visitas continuarán cuando el PP recuperó el gobierno gallego, pero se le retiró cualquier connotación relacionada con la memoria histórica. «San Simón es hoy un espacio público laboratorio de ideas con proyección globalizadora, vocación multidisciplinar y una nueva identidad en la que el pensamiento creativo, mágico, artístico y crítico ilumine todas las actividades y acciones que se llevan adelante en este hermoso archipiélago», se puede leer en la página web de la Consellería de Cultura, lo que da una idea del cambio iniciado por el proyecto desde el 2008.
Las islas acogen desde entonces un festival musical, lo que en su momento fue criticado por las asociaciones de la memoria, y otras actividades culturales, como la entrega de los premios de Edicións Xerais. La pasada semana acogió, durante varios días, un encuentro de diseñadores portugueses y gallegos.