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El faro de Cabo Silleiro, listo para transformarse en hotel

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

SOMOS MAR

La escalera de caracol es uno de los elementos singulares que ha respetado el Puerto en la reforma del centenario equipamiento

21 dic 2021 . Actualizado a las 00:18 h.

El edificio del faro que protege la navegación en la entrada de la ría de Vigo por la bocana sur desde hace un siglo es un lienzo en blanco. La Autoridad Portuaria hará público el martes el nombre de la empresa que gestionará el hotel en que se reconvertirá y para lo que se postulan la empresa Ladscape y un empresario, de iniciales M.J.C. El ganador podrá plasmar su propuesta sobre un edificio totalmente renovado para que, en su nueva etapa, ilumine también el turismo de la ría de Vigo.

El acondicionamiento integral de edificio, levantado en 1924, a 30 metros sobre el terreno y a 85 sobre el nivel del mar ha mantenido su configuración y aspecto para preservar sus rasgos de identidad. El inmueble, revestido de azulejos blancos y planta en forma de U, con su característica torre de franjas rojas y blancas, guarda un parecido razonable con el de Punta Ínsua, de Carnota, que ya ha renacido como hotel y ambos comparten la peculiaridad de que van a conservar su finalidad principal. El de Silleiro, con la luz más potente del atlántico gallego tiene además la peculiaridad de estar resguardado por una batería de costa y un entorno privilegiado, sobre una abrupta ladera y en pleno Camino de Santiago.

La luz es la característica principal del espacio. De día y de noche es el elemento principal del diseño y ahora, vacío por dentro, en el inmueble se difuminan aún más los espacios hasta llegar a fundirse con los colores del océano. El hotel faro de Cabo Silleiro Vigo tendrá entre 6 y 22 habitaciones, en función del proyecto que se imponga. El elemento vertebrador de puertas a dentro es la imponente escalera de caracol que preside el vestíbulo y que centraliza el espacio interior. Son 87 escalones de piedra que se conservan en perfecto estado sobre el suelo de azulejo original y que realzan la perspectiva de los 30 metros de altura que alcanza su torre octogonal. Otro de los elementos que definen el inmueble son las ventanas: 24 en la planta baja, y 15 en la segunda. La concesión es de estos dos niveles, de 372 y 250 metros cuadrados respectivamente, más una inmensa terraza de otros 393 en la tercera planta y 1.845 de parcela. El concurso valorará también el posible resurgir también del antiguo faro, de 1862.