La incidencia del grupo de 18 a 29 años en el área sanitaria de Vigo ya cuadriplica al resto y empieza a tensionar el sistema sanitario, con más ingresos y más urgencias; el pico en las ucis será a principios de agosto
25 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.No hay freno en la escalada de casos de coronavirus. La curva crece batiendo un récord tras otro. Hace dos semanas, los contagios ya habían adquirido una dimensión exagerada. Aquellas cifras se han cuadriplicado. Los últimos catorce días han sido frenéticos. En el área sanitaria de Vigo se han infectado más de 3.400 personas y el número de personas que están enfermas ahora es de 3.734, a punto de superar el récord de enero. Pero lo que permanece inalterable es la tónica general de esta quinta ola: los que más se contagian son los jóvenes. El 80 % de los nuevos casos son de personas de menos de 40 años, según los datos oficiales. Y se puede afinar más: el 47 % de quienes han recibido un diagnóstico de covid-19 en estas dos semanas, o sea, prácticamente la mitad, tienen entre 18 y 29 años. Ahí está el problema.
Y ya tensiona el sistema sanitario. Ayer había 37 personas ingresadas en los hospitales de Vigo, la cifra más alta en dos meses. Cuatro de ellas estaban en la uci. Las urgencias baten récords. «Nunca habíamos estado dos semanas por encima de los 400 pacientes todos los días», señala el jefe de servicio de urgencias del Álvaro Cunqueiro, Ángel Pichel. El 70 % de los enfermos con patología respiratoria son jóvenes. Muchos de ellos son contactos de un positivo, que deberían estar en cuarentena. Como tienen que llamarlos para hacerles una PCR, pero no quieren esperar, entonces se presentan en urgencias para reclamarlo. No se lo hacen. «El test diagnóstico solo se hace a pacientes con síntomas graves», avisa Pichel.
El médico recuerda que la cuarentena es fundamental para cortar la cadena de transmisión. Una persona que ha estado con un positivo puede estar infectada sin saberlo. Suelen pasar entre cinco y seis días entre el momento de la infección y el inicio de los síntomas. Una PCR negativa en el primer día de aislamiento no tiene demasiado valor, porque la infección puede estar incubando.
Hasta este jueves, la incidencia en toda el área de Vigo era de 602. Eso significa que de cada cien mil personas, 602 se contagiaron de covid en las últimas dos semanas. A partir de 250 se considera que el riesgo de contagio es extremo. Pues bien, en el grupo de edad de 18 a 29 años, la incidencia es de 2.585, que son cuatro veces más que en la población general. «Es cierto que el covid afecta menos a los jóvenes, pero también que fallecen uno de cada diez mil», advierte el jefe de servicio de alertas epidemiológicas de la provincia de Pontevedra, Miguel Deza, que recoge todos los datos, «así que si hay diez mil contagiados...». La conclusión está clara. Cada contagio es tentar a la suerte. Nadie sabe a priori quién va a acabar en el hospital y quién no. Esta semana, una joven de 22 años a quien el covid-19 le había provocado una neumonía bilateral -una inflamación de los dos pulmones-, Paula Blanco, hablaba con La Voz desde su habitación del Álvaro Cunqueiro: «Nunca me imaginé que iba a estar ingresada en el hospital».
El epidemiólogo introduce otra variable que se tiene poco en cuenta: el covid persistente. Se trata de una enfermedad difusa, de la que se sabe poco porque todavía no se entienden sus mecanismos. Algunas personas, después de superar la infección aguda por el coronavirus, quedan con sintomatología durante meses: les cuesta respirar, están fatigados, algunos tienen dolores de articulaciones constantes... «Es algo que se debería estudiar a fondo», propone el médico. No se sabe qué personas de las que se contagian van a acabar con covid persistente, aunque suelen ser mujeres jóvenes.
La explosión de casos comenzó en un momento en el que coincidieron tres factores: el final de curso, el San Juan -ese día la incidencia estaba en 23, así que se ha multiplicado por 27- y el fin de la obligación de llevar mascarilla. El virus sigue contagiándose igual, por la interacción social. Pero a lo anterior se suma el crecimiento de la variante delta o india, que es más contagiosa y que supone ya la mitad de los casos. «El contagio es más fácil y provoca una carga viral altísima», advierte Deza. Por eso, más que nunca, recuerda las medidas que hasta ahora han resultado eficaces para evitar los contagios: la mascarilla, la distancia social, la higiene de manos y la ventilación. Sin eso, en dos semanas las cifras de hoy se habrán quedado pequeñas.
«El pico de pacientes en la uci será a principios de agosto»
En las unidades de cuidados intensivos asisten atónitos a lo que está sucediendo... por quinta vez. El goteo de pacientes que va llegando es cada vez mayor. «Y son muchísimo más jóvenes que antes», advierte la jefa de servicio de medicina intensiva del Cunqueiro, Dolores Vila. Allí hay tres ingresados, de 37, 47 y 57 años. En Povisa hay otro que ronda los 60. Dos de los cuatro ingresados en Vigo son turistas extranjeros no vacunados. Hay otra persona que rechazó el pinchazo por miedo. La de 37 años tiene una dosis de la vacuna y ha acabado en la uci.
Vila no se atreve a sacar conclusiones aún, porque en esta quinta ola no les ha dado tiempo a dar ninguna alta, pero sí avisa que de los tres ingresados en la uci del Cunqueiro, dos están intubados y uno de ellos está conectado, además, a una máquina de ECMO, que extrae toda la sangre del paciente y hace la función de los pulmones, porque estos están colapsados. Es un recurso eficaz en el covid, pero es el último.
«Esperamos que el pico de pacientes en las ucis sea a principios de agosto», señala. Esto tiene un condicionante que no existió en las otras olas: buena parte del personal está de vacaciones «tras un año y medio que ha sido agotador». Y a eso se suman las cuarentenas de profesionales cuando sus hijos se contagian. Por lo tanto, en esta quinta ola hay menos ingresados, sí, pero también hay menos recursos que en las anteriores.
Tanto Vila como Pichel como Deza prácticamente suplican a los jóvenes que acudan a hacerse cribados. Una persona asintomática sigue contagiando, pero si no se detecta, no se puede cortar la cadena de transmisión.