El bosque de ribera del Lagares

Antón Lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO

ANDRÉS CARRASCO

Las operaciones de «limpieza» del río pueden representar un a ataque a su biodiversidad

23 dic 2019 . Actualizado a las 15:36 h.

Hoy queremos aprovechar la excusa del anuncio del Concello sobre su intención de hacerse con la gestión íntegra del Lagares (añadiendo unilateralmente a sus competencias aquellas que corresponden al gobierno autonómico) para contar someramente lo que viene siendo un bosque de ribera. Para empezar, su nombre lo indica: son aquellos bosques que crecen longitudinalmente en paralelo a los ríos, pero son mucho más. Son el hogar, refugio y principal sustento de innumerables especies de flora y fauna, tanto terrestres como acuáticas, imprescindibles para el mantenimiento y la salud de los ecosistemas y en muchos casos en peligro de extinción. Actúan como elementos modeladores del aporte de materia orgánica al río, aportando nutrientes esenciales pero evitando la eutrofización de las aguas. Sus raíces actúan también como depuradoras lineales, absorbiendo contaminantes orgánicos e inorgánicos y renovando y aportando oxígeno al agua. Poseen un fundamental papel regulador de las oscilaciones climáticas amortiguando el exceso de calor y radiación solar en verano y permitiendo aprovechar ese calor en invierno. Sus raíces evitan la erosión y la escorrentía y retienen las orillas, reducen la velocidad lineal de las aguas y producen un efecto esponja en la porosidad de los suelos que contribuye a absorber buena parte de las crecidas con un efecto de contención para devolver posteriormente de forma gradual a los cauces al mismo tiempo que recargan los acuíferos. Son además las últimas «vías verdes» que permiten a las especies de flora y fauna desplazarse por ser los últimos espacios que no cortan las infraestructuras viarias. El pequeño espacio de senderos bajo puentes y viaductos que permite el tránsito por tierra y agua de las especies es vital para la naturaleza. Y no olvidemos su importancia paisajística cuando están bien conservados.

Es una descripción un poco larga y compleja. El Concello de Vigo nos la simplificaba con mayor concreción esta semana: suciedad. El Lagares está sucio. Esa pertinaz naturaleza que acostumbra a confundir libertad con libertinaje. Afortunadamente se nos anuncia que se va a «limpiar» esa porquería que acabamos de describir entrando a saco incluso en los tramos que no son competencia municipal.

El Colegio Oficial de Biólogos lleva tiempo declarando que esas actuaciones de «limpieza» no solo representan un ataque a veces irrecuperable a la biodiversidad sino que, paradójicamente, lejos de mitigar agravan los problemas de avenidas e inundaciones. La Fundación Nueva Cultura del Agua coincide y añade la necesidad de, al contrario de las «limpiezas», abordar tareas urgentes de restauración ecológica de esta vegetación de ribera que, además, la Unión Europea considera hábitats singulares de importancia comunitaria instando a extremar sus medidas de protección y conservación.

Pero qué sabrán ellos. Podríamos hablar de las alteraciones y desviaciones del cauce natural que sufrió el Lagares, o de la ocupación sistemática de sus riberas por infraestructuras de todo tipo, viviendas, polígonos industriales... Podríamos mencionar que esa ocupación incluyó sus planicies de desbordamiento natural, que como su nombre indica ya se imaginan su función y que fueron, por cierto, históricamente las mejores tierras de cultivo de Vigo. Podríamos mencionar otra suciedad, en este caso real, que bien acreditan las sucesivas campañas de limpieza del río realizadas por equipos voluntarios y colectivos ecologistas varias veces al año y en las que sistemáticamente se sacan decenas de kilos de basuras cada vez.

Claro que la situación del Lagares mejoró mucho en los últimos años (como suele suceder obligados por las normativas europeas). Que hoy sea noticia que se produzca un vertido, cuando no hace mucho era la norma (la mayoría de la propia red de saneamiento municipal) es un gran avance. Para compensarlo ahora nos vamos a cargar el bosque de ribera.