El padre Ricardo Esteves, sacerdote que acaba de tomar posesión en Valença do Minho, revolucionado Internet a raíz de la publicación de una fotografía que le hicieron unos amigos
10 dic 2019 . Actualizado a las 00:35 h.«El padre más sexy de Portugal celebra misa», «El padre motorizado», «El padre que deja Internet en llamas», «El padre bronceado y musculado». Al teclear el nombre de Ricardo Esteves en Google se despliegan más de un millón de resultados con imágenes de este sacerdote que, sin pretenderlo, ha encendido las redes sociales. Las fotografías, tanto con el alba celebrando la eucaristía, como las de su día a día en la playa o en el gimnasio, o aquellas en las que acepta posar como modelo solidario para firmas que a cambio de su colaboración hacen donaciones a instituciones benéficas, colapsan las redes con comentarios que atentan contra varios de los mandamientos de la Iglesia católica.
El más incrédulo esta vez es el propio sacerdote porque, aunque ya se sabe que la fe es ciega y que Santo Tomás aún acarrea su sambenito por haber reconocido que necesitaba ver para creer, 2.000 años después, Ricardo Esteves ha ganado seguidores a mucha más velocidad de la que hubiera soñado nunca cualquier otro de los apóstoles. «Me llaman el padre más sexy tras una publicación sensacionalista, pero yo no me identifico porque no me considero así», asegura el sacerdote, que acaba de celebrar sus primeras misas como párroco en Valença con el aforo completo. Asume los sobrenombres con humor y, aunque, asegura que su vida no ha cambiado desde que lo consideran cool, le toca hacerse selfis con cuantos lo reconocen, sea en plena calle o en plena procesión y sus cuentas de Facebook se han colapsado.
Un cara a cara con La Voz demuestra que no hay filtros ni Photoshop en las imágenes que ya dan la vuelta al mundo, si bien el carisma prevalece. Tanto el del Don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad, según la RAE, como el más mundano y no menos interesante. El Padre Ricardo Esteves también goza de la segunda acepción de la palabra, con una especial capacidad para atraer o fascinar. «Esto es solo porque soy cura, porque realmente yo soy y hago una vida muy normal. Estoy seguro de que si se quisiera hacer algún trabajo serio, nadie lo compartiría», defiende.
Uno de los amigos con los que disfrutaba de un día de playa le sacó una fotografía en bañador. «Por jugar, la colgó en Internet y ahí empezó a compartirse», recuerda. El reportaje de Jornal de Notícias sobre «El padre motorizado», acabó por catapultarlo.
Llega curtido en eso de montar revuelos porque, mayor que el de ahora en Internet, fue el que desató cuando aterrizó en Caminha, su primer destino. «Al principio fui crucificado porque no entendían que fuera a la playa y al gimnasio y, como aunque ya tenía 25 años parecía menor, estaban descolocados», asegura.
Salir de las iglesias
Diez años después, sus feligreses reunieron miles de firmas para intentar impedir este traslado a Valença. Durante esta década ha organizado multitudinarias fiestas de disfraces en la rectoral, conciertos de fado, rutas en moto, e incluso consiguió un nuevo campo de fútbol. Todo para unir a la comunidad y sumar fondos solidarios para distintas causas. «Pienso que ser cura no es solo hacer caminar al pueblo sino hacerlo con él. Muchas veces ocupamos tanto tiempo en temas burocráticos que perdemos el de estar con las personas y es necesario estar fuera de las iglesias, el sacerdote tiene que ir al encuentro de las personas», defiende Ricardo Esteves. Afronta cualquier pregunta. «No soy cura solo porque quiera ayudar, si no me habría hecho bombero. La vocación es algo interior, no se explica, es casi como el amor, se siente», responde sobre su llamada.
Es un hombre con los pies en la tierra e ideas muy claras que también podrían hacer tambalear algunos templos. «Los curas tenemos que ser hombres felices para poder hacer felices a los demás», sostiene mientras insiste en que «todos estamos en la tierra para ser felices aunque sea preciso caer para aprender a levantarse».
Es tal su conquista virtual que abrirá un canal exclusivo para la prédica cibernética. Es la cara más sexy de la Buena Nueva.