«Siempre busco romper clichés»

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

pablo Hermann

La artista viguesa Elena Alonso expone en Berlín «¡Ay mija, no es fácil!», un proyecto pictórico de participación realizado con la colaboración de cubanos en la diáspora y en la isla

10 may 2019 . Actualizado a las 12:18 h.

Hace siete años que la artista visual Elena Alonso Fernández (Vigo, 1986) se instaló en Berlín. Llegó allí en busca de un ambiente abierto y una escena artística agitada y apasionante, tras hacer Bellas Artes en la Universidad de Salamanca y completar sus estudios en Barcelona y Finlandia. La artista estrenar en el espacio de arte Rosalux de Berlín, durante la Gallery Weekend, la exposición ¡Ay mija, no es fácil!, fruto de un proyecto en colaboración con ciudadanos cubanos que estrenó en la XIII Bienal de La Habana. Una de las líneas principales que caracterizan el trabajo de la viguesa la sitúa más cerca de la gente que de inexpugnables reflexiones teóricas, volcando historias personales o colectivas sobre el lienzo.

-¿De dónde surgió el interés por la realidad cubana?

-En Berlín me preguntan mucho si soy cubana y no creo que tenga que serlo para interesarme por qué pasa allí. En realidad el proyecto surgió a través de unos amigos de Carballiño que habían participado en la bienal de pintura mural de Santiago de Cuba, que llevaban años insistiéndome en que fuera, que era una experiencia increíble, pero no estoy especializada en murales y me resistía, hasta que en el 2016 cuajaron todas las oportunidades. Fui, disfruté de tres semanas de trabajo en equipo viviendo una Cuba muy diferente de la que vemos como turistas. Conocí a mucha gente y me quedé fascinada por las situaciones peculiares y las contradicciones que viven en el día a día. En la siguiente bienal me invitaron a hacer una exposición y aproveché esta situación entre Berlín y Cuba, con gente cubana en la diáspora berlinesa, para abrir un diálogo entre los dos lugares. Aquí no conocía ni a un solo cubano pero sabía que iba a encontrar porque Berlín está llena de posibilidades.

-¿Y lo fue?

-Sí. Para arrancar hice una convocatoria a través de las redes sociales y fui encontrando gente que me abrió las puertas y hablaron de su país con sinceridad. Yo me comprometí a que sus testimonios, que grabé, fueran anónimos, porque en Cuba sigue habiendo problemas con ciertos comentarios en la esfera pública.

-En esta ocasión es Cuba, pero ya ha hecho más proyectos con otras comunidades, ¿no?

-Sí. Más allá del punto geográfico, mi idea es hacer un retrato colectivo a través de la participación. Si trabajo con una comunidad doy la oportunidad a los participantes de que se retraten como quieran. Yo solo soy un medio para que se expresen. Hago una pintura que está cerca de la investigación y busco imágenes alternativas a la narrativa oficial, a los clichés que llegan a Europa. Lo siempre busco romperlos y generar empatía. El resultado fueron 12 obras en acrílico sobre papel que estrené en Santiago de Cuba. Seguí con la investigación con los cubanos de allí, no con los que viven en Alemania. En la siguiente añadí una instalación de audio con voces de participantes de Santiago y de Berlín.

-Entre Cuba y Galicia hay muchas conexiones. ¿Casualmente en este proceso se destapó alguna que la devolviera a su casa, a Vigo?

-Sí. Por ejemplo, una amiga que coordina una galería en Santiago de Cuba me preguntó su podía mirar las antiguas direcciones de familiares en Vigo y resulta que está a lado de mi casa. Le prometí que cuando vaya en verano buscaré si aún existe el edificio o si se sabe dónde están. Es cierto que hay una conexión muy fuerte. Nos entendemos muy bien.

-¿Se centró en algún aspecto concreto?

-En los cambios que vive la isla, y no es algo que se pueda resumir de manera lineal. Es fragmentario, contradictorio. Un fenómeno social no se puede simplificar. Las identidades colectivas no son homogéneas y la correspondencia visual va más allá del retrato.

-¿Con qué otras comunidades hizo proyectos de este tipo?

-El anterior lo hice en un pequeño pueblo de Polonia y anteriormente en Bernau, un pueblo a las afueras de Berlín. Me paseé 6 meses y trasladé mi taller a la casa más antigua, que está protegida por patrimonio. La gente entraba, venía a contarme cosas y darme ideas e hice un retrato de aquella comunidad en 10 pinturas. Movilicé a todo el pueblo.

Próxima parada, Teherán. La viguesa lleva el 22 de mayo la exposición al New Media Society, que completa con un programa de charlas. Elena confiesa que ya tiene ganas de volver a Vigo y hacer algún proyecto.

Berlín. Allí completó su formación con un máster de investigación artística.