Sin embargo, e inexplicablemente, el contencioso administrativo del propio Supremo no anuló la concesión del servicio. «Eduardo García Entrerría escribió en la revista jurídica Civitas, en 1998, sobre Tranvías como un caso único de cohecho en toda Europa. Se sigue estudiando el caso de una corporación condenada por cohecho y que el acto de esa corporación que dio origen al delito no es nulo», recuerda José Antonio Valcarce, presidente de Tranvías Eléctricos de Vigo.
El 30 de diciembre de 1968 concluía el sueño de un transporte basado en la electricidad, con todo el encanto de otra época. Empezaba la época Vitrasa, un sinédocque empleado por los vigueses para referirse a todo tipo de autobuses de transporte público.