Como en una aldea

VIGO

10 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Uno de los representantes políticos de esta ciudad henchía el pecho ayer por la mañana hasta hacer sufrir a sus propias costillas. Llegaba el director general de Volotea para presentar los nuevos vuelos de esta compañía en el aeropuerto de Peinador, pagados por el Ayuntamiento. Y, ante él, el político presumía. El día anterior, le contaba el representante -mandíbula alta, voz engolada, manos gesticulantes, una ceja levantada-, había estado en Peinador. Y allí, proseguía su interesante relato, se había encontrado una pareja que volaba a... ¡tachán, tachán!... redoble de tambores... ¡Sudáfrica! Qué ciudad, vendía el político, qué modernidad, cómo nos las gastamos por aquí, que hasta tenemos conciudadanos que viajan a Sudáfrica. No he podido contrastar cuál fue la reacción del directivo de la aerolínea, pero lo imagino sin duda boquiabierto, estupefacto y sin palabras.

(Permitan que, por esta vez, no diga el nombre del político, porque con esto pasa como con los jugadores de fútbol: si es de tu equipo, es penalti clarísimo; si es del rival, se tiró de forma clamorosa).

Me pregunto qué ha ocurrido por aquí. Cuál ha sido el terremoto de los últimos años, cuál el tsunami. Qué ha sucedido en la ciudad más vanguardista de Galicia, en la más moderna, abierta, sanamente ambiciosa, en la urbe más crítica y menos aldeana. En la ciudad más ciudad. Porque, de repente, sus políticos se centran en compararnos con otros, en hacer monumentos a nuestros propios ombligos para admirar su belleza y en presumir de que una pareja de conciudadanos viaje a Sudáfrica, a Nueva York o a China.

Tal vez esa miopía sea el resultado de aplicar la política de Astérix y Obélix en una ciudad de 300.000 habitantes del siglo XXI. Que de tanto presumir de que eres una aldea gala acabas pensando así. Como en una aldea.

angel.paniagua@lavoz.es