Quien haya viajado en transporte público en Madrid, París, Londres o Nueva York sabe que el único requisito para comprarse un bonobús en esos lugares es pagar. A nadie le piden estar empadronado. Sin embargo, el alcalde de Vigo es un pionero. Ha dado la orden a Vitrasa de que no dé tarjeta verde a los no empadronados: el bonobús, para «los que pagan impuestos aquí». Si yo fuese de Chapela, gritaría que el Estado subvenciona con 1,26 millones el bus de Vigo. O que la ciudad, por superar los 70.000 habitantes, recibe transferencias del IVA que aquí pagan empadronados y no empadronados al ir al bar, al súper o al propio Vitrasa. Así que ojo, ellos también pagan sus impuestos aquí.
Pero como soy de Vigo, yo creo que el Concello aún tiene mucho campo para restringir derechos solo para los purasangres. Ahí van algunas propuestas:
-Que los no vigueses paguen más por volar desde Peinador con Volotea. Nosotros subvencionamos, nosotros volamos.
-Que los comedores sociales de la ciudad solo atiendan a empadronados, que para eso les paga el Concello. Nuestra solidaridad, para nuestros pobres.
-Que se prohíba a los no empadronados usar las papeleras de la ciudad. Nosotros pagamos la recogida, nosotros ensuciamos.
-Que todos los coches y motos que circulen por Vigo sin estar matriculados aquí paguen un peaje, algo así como el desgaste de patio que cobran los coles privados. Nuestro asfalto, para los que pagamos el impuesto de circulación aquí.
-Que Cedro no dé metadona a los toxicómanos de fuera de la ciudad. Nuestra metadona, para nuestros yonkis.
-Que los portugueses que tienden su toalla en Samil tengan que pagar una tasa, que la playa no se mantiene gratis. Nuestro sol, para broncearnos nosotros.
Y después de todo eso, invadamos Polonia. Se van a enterar.
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