Junto a Javier Vázquez, acaba de recibir el Premio COAG por la rehabilitación de nueve viviendas en la zona vieja
16 feb 2013 . Actualizado a las 20:21 h.El trabajo que Perfecto Cendón y Javier Vázquez hicieron en el barrio histórico vigués (la rehabilitación de siete edificaciones para nueve viviendas y un local comercial en las calles Ferrería y San Sebastián para el Consorcio del Casco Vello) acaba de ser reconocido entre las ocho mejores obras realizadas en Galicia en la XV edición de los Premios COAG que concede el Colegio de Arquitectos de Galicia. Cendón y Vázquez son compañeros desde hace 25 años. Se conocieron estudiando la carrera en la Escuela de Arquitectura de A Coruña y hace 14 años montaron su estudio en Vigo.
-Han recibido otros premios, pero este tiene algo de especial, ¿no?
-Sí, sobre todo por la trascendencia que tiene en cuanto a la recuperación urbana de una zona muy significativa y emblemática de Vigo que además era la que estaba más degradada del casco histórico.
-Como el gremio no está atravesando su mejor momento, un espaldarazo así es importante...
-Desde luego. Además, el nivel en la categoría de vivienda en la que nos presentábamos, con más de 60 obras, era altísimo. Y había cuatro finalistas geniales. Curiosamente, las cuatro eran proyectos de rehabilitación, lo cual indica hacia donde va la labor de los arquitectos ahora mismo. Es un campo en el que hay mucho por hacer. Después del bum de la construcción nueva, el reto es este.
-¿Está cambiando realmente el Casco Vello de Vigo o aún queda mucho por hacer?
-Estaba especialmente necesitado, pero va por el buen camino. Nosotros empezamos a trabajar en esta obra hace tres años y cuando llegamos allí, sobre todo la parte alta estaba especialmente denigrada, parecía que acababa de salir de una guerra y ahora el cambio es brutal.
-Aún quedan muchas casas por rehabilitar. ¿Tienen alguna más en sus manos?
-Una, pero de un particular. El Consorcio del Casco Vello, que es el promotor, tiene adjudicados proyectos a más de 15 estudios de arquitectura, creemos que con muy buen criterio porque así se diversifica el trabajo entre mucha gente y en este momento es muy de agradecer. Y por otra parte es una manera de que no se monopolice la imagen de la zona y surjan propuestas muy diferentes que eviten la uniformidad.
-¿Qué dificultades más importantes se encontraron?
-Las casa estaban muy mal. Básicamente hubo que afianzarlo todo. Parte de los edificios había que conservarlos porque estaban protegidos por Patrimonio y algunas que no lo estaba quisimos preservarlas nosotros porque consideramos que lo merecían. Otras estaban absolutamente destrozadas y había que idear la forma de hacer algo nuevo que se integrara en el Casco y que mantuviera la escala de las edificaciones adyacentes. Ha sido una labor de cosido de muchas piezas distintas y se ha logrado una gran calidad constructiva. Nuestro proyecto ha sido respetuoso con la tradición sin renunciar a la arquitectura contemporánea pero no es mimético con la zona, porque los modos de vida ahora no son los de hace cien años.
-Ahora lo que falta es que empiecen a llegar vida...
-Ya están empezando. El Consorcio está en proceso de adjudicación y ya se está instalando la gente. Está llegando la vida. Tiene mucho futuro.