Cromosoma «folk» en el ADN

b.r.sotelino VIGO

VIGO

Abuelo y nieto representan dos generaciones unidas por la música y el baile tradicional

24 ene 2011 . Actualizado a las 12:28 h.

Wenceslao Cabezas, conocido como «Polo», es el patriarca de una estirpe de músicos entregados al folclore gallego desde la cuna. El músico dirige la Escola Municipal de Danza desde su creación, en 1986, durante el mandato de Manoel Soto. Aunque Polo estuvo vinculado profesionalmente a los astilleros Santo Domingo, donde entró de chaval como delineante para pasar a los 19 años a la oficina técnica y retirarse 33 años después, su pasión siempre ha sido la música y el baile gallego. En el festival de fin de curso del Instituto Santa Irene se produjo, en 1955, el debut del veterano artista. En 1958, con 15 años, empezó a bailar en el grupo Vento das Cíes, en los tiempos en los que la cultura se fomentaba a través de de la sección sindical de Educación y Descanso durante el franquismo. Allí su maestro fue José iglesias Nieto, el gran gaiteiro Melitón.

Polo ha dado clase de baile a medio en numerosos colegios públicos y privados en Vigo y en buena parte de la comarca. Ha tocado con Carlos Núñez en todos sus discos menos en el último, y es el tipo más distinguido de la ciudad, ya que fue dos veces Vigués Distinguido, en el 93 con el grupo de gaitas de la escuela, Airiños de Castrelos, y en el 2005 con la escuela.

Hace unas semanas le hicieron un homenaje en Redondela y reunieron su trayectoria en cinco tomos. «Yo ni me acordaba de tanta cosa», se sorprende.

El amor por la tradición folclórica de Galicia es un gen dominante en el ADN de los Cabezas. Tiene cinco hijas y un hijo. Montse es pedagoga e hizo el proyecto didáctico de la escuela. Mara y Belén son profesoras en ella y también lo era la mayor, Carla, hasta que en el 2002 lo dejó para crear su propio grupo, Tangaraño. Hipólito, el vástago varón, dirige la Escola de Gaitas de la Diputación. Y este año se han incorporado a la plantilla de profesores los hijos de Mara, Álvaro y Jesús.

«Han vivido en este ambiente desde pequeños», explica Polo. Y su nieto mayor, Álvaro, lo corrobora. «Cuando tenía un año ya andaba por aquí. El ritmo que todo el mundo conoce primero es el 4x4, pero yo crecí con el 6x8, que es el de la muiñeira y de la jota. Mi abuelo me metió en vena el baile y la música tradicional. Fue una formación intensiva. No pisé una discoteca hasta los veintitantos», reconoce.

Pero la tradición se transforma en un camino contemporáneo con la nueva generación, aunque continúen dándole al fol en el grupo Airiños de Castrelos.

Álvaro Costas Hot Band y The Crass son sus dos formaciones paralelas a la enseñanza, donde también está su hermano Suso, «mi brazo derecho», asegura, y las dos bandas están destacando. Pero costó mucho esfuerzo. Álvaro se emociona al recordarlo, porque además, el pequeño tuvo que cambiar de instrumento cuando le detectaron un problema en el corazón. El gaiteiro trabajaba en la cadena de Citroën y decidió dejarlo «a pesar de que estaba con contrato indefinido» para apostarlo todo a la música.

The Crass fue el grupo revelación el año pasado en el festival de Ortigueira, y la Hot Band es un proyecto que alguien llamó power folk y que incorpora la gaita en versiones de Led Zeppelin o en el himno de Rocky, que representa el espíritu de superación que les une.

La saga tienen todos los boletos de continuar a través de Álvaro. Está casado con la pianista y profesora de piano Cris Macías, que toca en Crema de Gaita. Para el mes de junio esperan la llegada de su primer hija, Carla. La primera nieta de Polo nacerá con la gaita, o el piano, bajo el brazo. Seguro.

Como su abuelo, Álvaro cree en el trabajo bien hecho, en que la inspiración es un camino que pasa por horas y horas de ensayos y sacrificios. «tardarás más o menos en llegar, pero si trabajas, llegas, sentencia Polo.