07 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Gracias a la serie Hispania, de la productora gallega Bambán, sabemos que los romanos eran malísimos y que algunos, además, tenían acento argentino. Salvando ambos detalles, esta ficción tiene mérito. No es Roma, porque HBO sólo hay una, pero como producto local está bien hecho y demuestra que el audiovisual gallego está en forma y que el sector sabe hacer series, como vemos, sin ir más lejos, con la sitcom Padre Casares, que va para tres años de éxito.

Hispania arrasó en la audiencia, porque al público le pareció más creíble que Felipe y Letizia, producción en la que salía el Rey en chándal y la reina era Doña Marisa Paredes de Grecia.

Esperemos, sin embargo, que el éxito de Hispania no suponga que la gente se crea su argumento. Los romanos llegaron a estas tierras repartiendo estopa, como demuestran las sanguinarias campañas de Décimo Junio Bruto El Galaico, en el siglo II a.C. Y se dice que Julio César estuvo en las Cíes pasando a cuchillo a los herminios, una tribu local de nombre pintoresco. Pero lo cierto es que, terminadas las guerras, nuestros ocupantes, que sabían latín, nos dejaron algunas obras de mérito.

Basta ver el mapa de vías romanas de Gallaecia para constatar que, para la época, el país estaba mucho mejor comunicado que hoy. Que las pesqueiras que construyeron en el Miño se siguen utilizando para capturar lampreas. Y que la muralla de Lugo lleva en pie dos mil años sin que haya habido que reparar ni una piedra. Así que algo harían bueno los romanos, como para que los presentemos ahora como pérfidos enemigos con acento gauchesco.

Yo, con los romanos, francamente, no tengo ningún problema. Antes bien, me enorgullece que, en los últimos años, se subraye la importancia que tuvo el Vicus romanizado, destacado centro de comercio, con una poderosa industria de conservas de pescado. Ese pasado ya había sido descubierto por Álvarez Blázquez en sus excavaciones de la calle Hospital, en los años 60. Pero parecía olvidado hasta que los arqueólogos volvieron al tema en la última década.

Y los hallazgos no cesan. El pasado viernes, el Concello anunciaba que se ha encontrado en O Castro un foso defensivo, además de un importante depósito de ánforas romanas, modelo Haltern 70, un formato estándar que sería como la «botella de Coca Cola de la época». En esas ánforas viajaba vino desde la Bética, que por su parte consumía nuestras salazones.

Así que de historia, en esta ciudad, vamos sobrados. Como escribió el pasado domingo en estas páginas el arqueólogo Javier Luaces, incansable investigador de Rande, «la marca de Vigo hay que buscarla en su historia». Así que no logro identificarme con Hispania. Para mí los romanos eran los buenos. Como vigués, a lo sumo, más que de Hispania soy de Citroën Hispania.