Una hora escasa necesitaron Manel Fernández, Santos Héctor, Xerardo Abraldes y Fernandez Alvariño para marcar territorio y repasar la situación socioeconómica de Vigo
12 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.Fue una reunión de protocolo. La primera mantenida por el presidente de la patronal, José Manuel Fernández Alvariño, con los delegados comarcales de los sindicatos mayoritarios, UGT, CC.OO. y CIG. Fue un encuentro austero. Sin café ni agua mineral sobre la mesa. Tal vez porque se preveía corto, aunque al final resultó que había mucho de que hablar.El primero en salir fue Xerardo Abraldes (CIG) que puso pies en polvorosa cuando asomaron las cámaras. Una cosa es guardar las formas y otra fotografiarse con el patrón. Tampoco hay que abusar, pensaría el sindicalista.Santos Héctor (UGT) y Manel Fernández (CC.OO.) se mostraron más diplomáticos. «Hemos felicitado al presidente de los empresarios en su nueva etapa y también hemos abordado otras cuestiones referidas a infraestructuras, a la catástrofe del Prestige, a la negociación colectiva...pero más que nada ha sido un intercambio de opiniones que consideramos importante», explicó Santos Héctor. En nombre de CC.OO. Manel Fernández expuso a Alvariño la necesidad de mantener un diálogo más fluido y poder hablar de las cosas importantes para la ciudad. «Es importante establecer bases de trabajo conjunto para resolver los grandes temas que Vigo tiene pendientes», explicó el sindicalista quien, al igual que Santos Héctor, expresó su voluntad de que se establezca un calendario de reuniones para mantener el contacto entra ambas partes. Infraestructuras y relaciones laborales entre sindicatos y patronal centraron un encuentro que el presidente de la CEP calificó como cordial y necesario. «He querido demostrar con esta reunión que para mí la relación con los sindicatos es una cuestión prioritaria, porque no nos queda más remedio que entendernos. Nos guste o no nos guste», afirmó Alvariño. El presidente de la CEP hizo gala de su talante dialogador afirmando que «en mí verán a un presidente que buscará los consenso necesarios. La paz laboral para mí es muy importante, aunque no a cualquier precio».