Francis tenía razón: este Dépor es peor que el Fabril de Cristóbal

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

El penoso rendimiento de la plantilla creada por Carmelo del Pozo sitúa al equipo por debajo del filial de hace dos años

16 nov 2019 . Actualizado a las 19:04 h.

Hace unos días Francis, el portero nigeriano del Fabril al que Cristóbal disparó desde Tercera hasta encarrilar la fase de ascenso a Segunda A, soltó un mensaje hiriente y demoledor: «El Fabril de las dos últimas temporadas lo hace mejor que esto». Poco después lo borró y se disculpó, porque un jugador con contrato en vigor con el Deportivo no parecía el más indicado para añadir algo más de leña al fuego que amenaza el futuro del club. Pero en realidad, y sin que suponga una falta de respeto, este equipo está rindiendo ya, por deméritos propios, por debajo de aquel grupo de chavales en el que estaban el propio Francis, un portero mundialista, Caballo, uno de los verdugos del Dépor en el Francisco de la Hera e invitado a salir en septiembre en una maniobra extrañísima, Óscar Pinchi, otro de los ejecutores del 2-0 de Almendralejo, Edu Expósito, solvente centrocampista en el Eibar, y algunos otros que sudan como meritorios en Segunda B. Mientras, el Deportivo ha ido dilapidando todo su crédito con los sucesivos cambios que fue aplicando Carmelo del Pozo. Después de un verano del 2018 con una alta capacidad de gasto, puede fijarse el principio del desatino en el mercado invernal del 2019, en el que se empeoró la plantilla. Los errores continuaron en verano, cuando el director deportivo abusó de apuestas aparentes pero incapaces para gestionar una crisis, como vino a denunciar hace unos días Anquela en La Voz. La crisis ha ido convirtiendo en caricaturas a los jugadores.

Con cuatro carreras, el Extremadura pareció el Liverpool de Klopp frente a un rival negado. En Almendralejo el Deportivo perdió casi todas las disputas por una falta de intensidad inadmisible, jugó de forma atolondrada y hasta dilapidó sus mejores ocasiones con remates al aire (Aketxe y Bóveda no le apuntaron al balón en las contadísimas llegadas al área del equipo en el primer tiempo).

Hace ya unas semanas, cuando se veía que el Deportivo se despeñaba, su pobrísima situación clasificatoria era, paradójicamente, lo menos preocupante. Ahora también, pese a que el equipo es colista, porque tiene margen para emerger. Lo peor es todo lo demás. El club apostó ya por un relevo en el banquillo y, seis jornadas después de la llegada de Luis César, crece la sensación de que el problema está en los jugadores, a los que no ha conseguido mejorar hacia la imprescindible reacción. El margen para actuar en esta crisis que apunta al club a Segunda B resulta escasísimo. En caliente, a cualquier deportivista el cuerpo le pediría llenar las alineaciones con jugadores del Fabril, dada la indigencia futbolística de la actual priera plantilla. Porque Francis tenía razón.