Lo que vale un peine

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

TELEVISIÓN

05 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es imposible no rendirse a ese poderío escénico que el domingo por la noche los espectadores de Supervivientes presenciaron en directo. Ni Jim Carrey en el Show de Truman ni el mismísimo Tom Hanks llorando por su amigo Wilson se equiparan a tamaña hazaña televisiva. Hay un antes y un después de este minuto glorioso en el que la supervivencia de Elisa pendía nada más y nada menos que de la necesidad de un peine. La vida en una isla por un insignificante e imprescindible peine. Así de nimia puede ser a veces la motivación y un detalle cotidiano puede echar por tierra cualquier esfuerzo de gigante. Viene a ser como si ahora mismo, es un suponer, con toda la inmensidad de dramas que sufre el planeta midiésemos nuestra felicidad porque no nos llegue la Cocacola. Y más de uno será capaz de poner en esa balanza la chispa de la vida. (¡Que no nos falte!). Ahora sabemos bien lo que vale un peine, y si hasta hoy no nos atrevíamos a ponerlo en la lista de objetos que llevaríamos a una isla desierta, incluso como único objeto, es porque desconocíamos el drama real de nuestro despropósito como seres humanos. Solo después de ver lo que puede durar en prime time una perrencha por no tener con qué desenredar el pelo lo sabemos. Un peine, queridos Robinsones, vale un 23 % de audiencia. Una supervivencia imbatible.