La gran cosecha de 1981

Sandra Faginas Souto
Sandra faginas REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Un puñado de series que reinventaron la televisión cumplen 30 años

13 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

En pleno auge de la ficción televisiva, con Mad Men, Los Soprano y The Wire como tríada de lujo, un puñado de series míticas de la televisión cumplen 30 años avaladas por la nostalgia de quienes en aquel momento vivían con canal y medio de oferta televisiva y se desempolvaban del blanco y negro y de las maniqueas creaciones catódicas. Es la gran cosecha de 1981, el año en que se estrenan en Estados Unidos Dinastía, Falcon Crest, El gran héroe americano y Canción triste de Hill Street -en España lo hicieron más tarde- para desencadenar toda una revolución de formato y de audiencia. Porque aunque en rigor Falcon Crest tuvo más éxito en Europa que en EE.?UU., sus nueve temporadas la convirtieron en el serial norteamericano por excelencia, con la malvada Angela Channing como reclamo.

Curiosamente Jane Wyman -la ex mujer de Ronald Reagan, que se hizo con la presidencia estadounidense ese mismo año- aceptó el papel que la productora había diseñado para Barbara Stanwyck, quien lo rechazó para sumarse después a Los Colby, secuela de Dinastía, el formato que vertebra el verdadero culebrón de lujo.

Las peleas de gatas

Tanto Dinastía como Falcon Crest nacen, según explica el guionista y crítico televisivo Pepe Colubi, «a rebufo de Dallas, con la novedad de dos malas malísimas como protagonistas, Angela Channing y Alexis Carrington, continuistas de aquel personaje hipnótico que fue J.?R.». Las dos cuentan la historia de dos sagas, pero una es mucho más blanca que la otra, pues, a pesar de los cientos de giros de guion de Falcon Crest, Dinastía es una coctelera ochentera de excesos, capaz de dar voz a ninfómanas que se mezclan con homosexuales, y de ofrecer al espectador las apasionadas peleas de gatas de Linda Evans y Joan Collins.

«Muchos de los diálogos y situaciones de entonces -indica Colubi- son impensables hoy por su dureza, y además, a diferencia de los culebrones latinoamericanos que a España llegaron después, estos seriales no tienen escrito el final, y se estiran hasta el despropósito». Lo cierto es que muchas de las ficciones, también españolas, que triunfan hoy en horario estelar beben de aquella época, como Gran reserva o Herederos, que arrastran los mismos vicios.

En otra línea diferente, la aparición en 1981 de El gran héroe americano supuso también un giro de tuerca al mundo de los superhéroes, con un torpe supermán que se convierte en otro de los éxitos de las comedias norteamericanas que tanto se exportaron después a España, y que tiene en el agente Bill Maxwell su verdadero acierto.

«Tengan cuidado ahí fuera»

Así que en ese contexto de éxito tras éxito, mientras el productor Aaron Spelling daba su respuesta a Dallas con la aparición de Dinastía, Steven Bochco y Michael Kozoll daban toda una lección de televisión a Spelling con Canción triste de Hill Street. Porque frente a Los ángeles de Charlie, Starsky y Hutch, o Los hombres de Harrelson, grandes producciones de Spelling, el mundo de los policías cambiaba para siempre. «Es -en palabras de Colubi- la última gran revolución de la ficción. Hasta entonces las series policíacas eran infantiles, pero con la aparición del grupo de Furilo adquieren un tono documental que tiene su culminación en The Wire».

Y es que, en Canción triste de Hill Street, los espectadores veían por primera vez cómo la vida personal interfería en la profesional, así como la crudeza del día a día de las comisarías, todo hilvanado con otros movimientos de cámara y con el avivado lenguaje de la calle («Tengan cuidado ahí fuera»). Todo un hito que representa el mejor pasado de una época dorada de la televisión, que tuvo su esplendor en 1981, un año de éxitos que hoy invaden la nostalgia.

FALCON CREST

Toda una generación tuvo una cita en la sobremesa televisiva con esta serie de una familia de bodegueros californianos con aires de culebrón, que ha inspirado ficciones actuales, como «Gran reserva». Angela Channing hizo pequeño al malvado J.R. de «Dallas». Curiosamente, tuvo más éxito en Europa que en EE.UU.

DINASTÍA

Difícil salir vivo de una familia como esta, recordada por las constantes peleas de las dos divas de su reparto: Joan Collins y Linda Evans. Aquí los viñedos se cambian por el petróleo de la empresa dirigida por Blake Carrington. Tuvo secuela, «Los Colby», y su protagonista fue Charlton Heston.

CANCIÓN TRISTE DE HILL STREET

Supuso un punto de inflexión en las series policíacas e introdujo el tono documental en sus tramas, que abrieron un nuevo camino culminado en ficciones como «The Wire». La historia real de una comisaría norteamericana con personajes perfectamente definidos y recordados, como el teniente Furilo.

EL GRAN HÉROE AMERICANO

Ralph Hinkley es precisamente todo lo contrario del título de la serie, un profesor con aires «hippies» que no es capaz de controlar sus poderes. Pero el gran protagonista de esta comedia de la cadena ABC fue su «alter ego». El ultrapatriótico agente del FBI Bill Maxwell es un personaje difícil de olvidar.