Mucho glamur en la fiesta de las estrellas

Gema Lendoiro MADRID

TELEVISIÓN

02 feb 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Hacia las nueve y media de la noche comenzaron a llegar los invitados, que esta vez pisaron una alfombra azul y no roja. De las primeras en hacerse ver fue la candidata socialista a la alcaldía de Madrid, Trinidad Jiménez. María Esteve, una de las nominadas, entró muy sonriente y con un vestido de Dior, más bien escaso. Le seguía Álvaro de Luna con su mujer, y a continuación Eduardo Campoy acompañado de la suya, que lucía un modelo de Marcos y María. José Coronado llegó solo, vestido de gris oscuro y estuvo simpático con los periodistas. Incluso, en el algún momento de la gala subió a la sala de prensa, famosa por su barra libre. Al director de En la ciudad sin límites , Antonio Hernández se le vio tranquilo . Tras él entró el pinchadiscos Carlos Jean. La anécdota: Berlanga accedió a la ceremonia con su acompañante, pero sin invitaciones. Las había perdido. Al llegar a la puerta se lo comentó a Teddy Baustista, quien le dijo que todos sabían quién era. Mientras, Paz Vega, como de costumbre, exhibía un espectacular vestido. El «lío» de Lolita Tiritando de frío llegó Lolita, ataviada con un traje negro de Cristian Dior: «Estoy emocionada, con frío y con muchos nervios». Después de recoger el Goya, ya en la sala de prensa, la Flores tuvo que sentarse para evitar desmayarse. Los fotógrafos le pidieron que besara el Goya y muy resuelta respondió: «No, que luego decís que estoy liada con él». Ana Fernández, vestía un diseño de Jesús del Pozo. y detrás de ella entró Mercedes Sampietro, que declaró no estar nada nerviosa; sin embargo, después del galardón los nervios sí la traicionaron. En su camisa un «No a la guerra» clarísimo. Paulina Rubio, con Ricardo Bofill, reconoció estar en la gala para apoyar a sus amigos. Tras esta pareja, otra de artistas, Alaska con su marido, Mario Vaquerizo. El equipo de Los lunes al sol , entró encabezado por Fernando León. Tras él apareció Luis Tosar, con una pegatina de Nunca Máis en la solapa, y Nieve de Medina de Ángel Shlesser. Faltaba Javier Bardem, que estaba dentro porque más tarde entregaría junto a Juan Carlos Bellido un Goya. La misnistra de Cultura, Pilar del Castillo, y Marisa Paredes, entraron al final. Pero faltaba una estrella: Penélope Cruz, que, asombrosamente, estuvo encantadora con todos, atendió a sus fans, posó para los fotógrafos y respondió amablemente a las preguntas. Ya estaban todos dentro y la gran fiesta del cine español iba a dar comienzo.