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Un mar de ardora espectacular y raro en las playas de Sada y Bergondo

Tamara Rivas Núñez
T. Rivas A CORUÑA

SOMOS MAR

Ana García

El fenómeno bioluminiscente no vino dado por la especie «Noctiluca scintillans», como suele ser habitual, sino por la microalga «Lingulaulax polyedra»

21 may 2025 . Actualizado a las 21:03 h.

No por habitual deja de ser un fenómeno espectacular e hipnótico cuando uno tiene la fortuna de presenciarlo. El mar de ardora tiñó de azul las playas de Gandarío, en Bergondo, y la de San Pedro, en Sada y la fotoperiodista de La Voz Ana García captó con su objetivo este llamativo fenómeno natural de bioluminiscencia durante las madrugadas del domingo y lunes. Lo diferente y raro en esta ocasión es que el brillo no vino causado causado por la especie Noctiluca scintillans —conocida comúnmente como chispa de mar—, sino por otro microorganismo dinoflagelado, la microalga unicelular Lingulaulax polyedra.

«No es ni mejor ni peor que se trate de una especie u otra. Simplemente indica que el ecosistema marino está funcionando. Las proliferaciones de estas microalgas son como las flores que llenan los campos en primavera», señaló en el programa Voces de A Coruña, de Radio Voz, el investigador del Centro Oceanográfico de Vigo, Francisco José Rodríguez Hernández, que estuvo tomando muestra para confirmar la presencia poco frecuente de este segundo microorganismo. «Cuando las condiciones mejoran, los días son más largos, aumenta la temperatura del mar… el plancton crece y eso es indicativo de que también lo hacen estas microalgas», añadió. 

Es el movimiento del mar el que desencadena en estos microorganismos una reacción bioquímica en la que intervienen el oxígeno una enzima llamada luciferasa y una molécula denominada luciferina. Y solo cuando nos encontramos ante proliferaciones de estas microalgas, el fenómeno bioluminiscente se hace visible. «No es una característica única de los dinoflagelados, hay muchos organismos que tienen esa luminiscencia, desde bacterias a peces o incluso cefalópodos. Aquí las más habituales son las noctilucas», explicó el experto. 

Mar de ardora en la playa de Gandarío (Bergondo).
Mar de ardora en la playa de Gandarío (Bergondo). ANA GARCÍA

A pesar de que las imágenes captadas con equipos fotográficos muestran un azul eléctrico, la capacidad visual de cada persona hace que cada uno pueda percibir este mar de ardora de manera diferente. «Cuando no es muy brillante hay quien lo ve más turquesa o incluso como si se tratase de una neblina gris. Los equipos profesionales son más sensibles y por eso siempre captan ese azul intenso», comentó. 

Si bien a partir de la primavera es posible observar el mar de ardora en playas de la comarca de A Coruña, es normalmente durante los meses de junio a septiembre (incluso puede llegar a octubre), con la proliferación de los microorganismos que la generan, cuando resulta más sencillo hacerlo. «Hay que tener en cuenta que las condiciones climáticas entre las Rías Altas y Baixas son diferentes y puede variar», precisó el investigador. Aún así, lo recomendable es acudir a playas en zonas sin presencia de luz artificial y armarse de paciencia. «No puedes tener la seguridad de que vayas a ver algo muy espectacular, todo dependerá de cómo se muevan esas poblaciones. Puedes estar viendo las manchas rojizas de su presencia durante el día a pie de playa y, sin embargo, llegar la noche y comprobar que se han desplazado con las mareas y las corrientes», concluyó.