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La pesca se incendia al sorprender a la Comisión confabulando en su contra

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

OLIVIER HOSLET| EFE

La patronal europea se escandaliza al trascender que la DG-Mare envió una carta a algunos eurodiputados desacreditando al sector en un intento de influir en la votación del reglamento de Control Pesquero

05 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El escándalo ha sido mayúsculo en el sector pesquero. Ha sorprendido a la DG Mare, la Dirección General de Asuntos Marítimos y Pesca, confabulando en su contra. Maquinando para tratar de influir en la votación del reglamento de Control Pesquero, que llegará la semana que viene al pleno del Parlamento Europeo. La indignación en la patronal europea Europêche es mayúscula. Tanto que su presidente, el español Javier Garat, no ha dudado en calificar de «repugnante» la actuación de la Comisión Europea y su intento de boicotear el papel del Parlamento Europeo como colegislador independiente que es. 

Los pescadores europeos están irritados, ya no porque haga lobby en su contra un departamento que se supone es el que debe velar por sus intereses. Es que, apuntan, en esa campaña de presión no dudan en recurrir a «verdades a medias y a visiones apocalípticas» que, si no es por mala fe, evidencian «una profunda falta de conocimiento sobre su actividad», explica Europêche en un comunicado.

Ni que decir tiene que han reaccionado a la provocativa nota explicativa con una airada epístola remitida al comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, el lituano Virginijus Sinkevicius, en cuyas líneas dejan clara «su irritación ante el contenido del texto distribuido el pasado viernes por la Comisión Europea a determinados miembros de la Eurocámara, curiosamente, casi todos miembros de la Comisión de Medio Ambiente.

Según Europêche, la controvertida carta «alertaba» sobre la posición adoptada por la Comisión de Pesca -basada en un informe elaborado por la socialista española Clara Aguilera- en relación a la revisión del sistema de control pesquero de la UE. De acuerdo con dicha nota, esta postura «podría recompensar y legalizar el infrasuministro de datos de la actividad pesquera, conducir a una sobrepesca masiva y permitir que los descartes ilegales continúen sin detectarse y amenacen la explotación sostenible de los recursos biológicos marinos». Y todo porque la Comisión de Pesca optó por hacer voluntarias las cámaras a bordo, aumentar el margen de tolerancia entre las capturas anotadas en el diario de a bordo y las realmente alijadas en las bodegas e imponer solo en determinados casos la caja azul para controlar la potencia de los motores. Mientras, el Ejecutivo comunitario quiere generalizar el uso de cámaras de circuito cerrado de televisión en los barcos para controlar que se cumple la obligación de desembarque, mantener o estrechar ese margen de error y limitar la potencia de los barcos.

Para Europêche, estas afirmaciones «cuestionan injustamente el historial impecable de cumplimiento de las flotas de la UE y dañan la imagen del sector». Eso, aparte de que demuestran una total falta de empatía hacia los pescadores y un profundo desconocimiento de la realidad pesquera.

La falta de inocencia de la actuación de la Comisión queda demostrada para la patronal pesquera en el hecho de que esa nota no le ha llegado a todos los eurodiputados. Al parecer, está dirigida únicamente a un grupo reducido de eurodiputados sin especialización en asuntos de pesca, «con el único objetivo aparente de generar apoyo político e impulso para contrarrestar la posición parlamentaria adoptada democráticamente por los miembros del Comité de Pesca», al entender de Europêche».

Alentar el euroescepticismo

El hartazgo y la decepción en la pesca europea es de tal nivel que incluso han empezado a entender a sus colegas británicos, que en su día se pusieron en primera línea de los brexiters. Y es que, subraya Garat, actitudes como la que ha tenido la DG Mare «están alentando un creciente sentimiento antieuropeísta entre los pescadores», aparte de que esas «acusaciones infundadas» se suman a la larga lista de problemas existentes que afronta el sector europeo y ante lo que necesita el apoyo político de la Comisión y de su comisario de pesca.

Este debería estar arrimando el codo para resolver las consecuencias del acuerdo postbrexit en el mar del Norte y en el Atlántico nororiental, defender el espacio de la pesca ante el desembarco de las energías renovables, compatibilizar su actividad con la demarcación de áreas marinas protegidas y a reparar el impacto del covid-19 en el mercado. Lo que encuentran, sin embargo, es un boicot por parte de las autoridades comunitarias.

Según Javier Garat, también secretario general de la patronal pesquera española, Cepesca, «los pescadores comunitarios y sus organizaciones desean mantener una relación constructiva continua con la Comisión Europea pero este objetivo resulta cada vez más difícil cuando la propia Dirección General de Asuntos Marítimos y Pesca considera y describe al sector como una fuerza destructiva», comenta decepcionado y molesto.