La transformación del sector ganadero gallego es una evidencia. Hay menos granjas que hace una década, pero las que continúan apuestan duro para ser cada vez más competitivas ajustándose a las nuevas normas sanitarias y medioambientales que llegan de Europa. Aunque la mayor parte  tienen créditos pendientes, el sector ganadero es uno de los que tienen una menor tasa de morosidad bancaria.

X.R. Alvite

El sector lácteo gallego ha experimentado una profunda transformación durante los últimos años. Una evolución motivada por la constante modernización de los sistemas productivos, las crecientes exigencias de los mercados y la obligatoriedad de adaptarse a las diferentes normativas sanitarias o medioambientales. También por la innegable vocación de continuidad y la apuesta por seguir creciendo de unos ganaderos que durante la última década han invertido más de 1.200 millones de euros en la mejora de sus negocios.

Aunque resulta imposible precisar con exactitud el volumen al que ascendió la inversión media de cada granja debido, principalmente, a la heterogeneidad del sector productor en la comunidad, el estudio de los balances anuales de varios cientos de explotaciones sí arroja datos lo suficientemente significativos como para permitir un acercamiento bastante aproximado a su realidad. Así, por ejemplo, se calcula que aquellas explotaciones de tamaño intermedio _las que producen entre 300 y 750 toneladas de leche al año_ invirtieron entre 120.000 y 190.000 euros desde el 2009. Algo menos de la mitad de lo que desembolsaron las más dimensionadas, aquellas cuyo volumen de entregas a la industria supera el millón de kilos anuales. Incluso las de menor tamaño, en teoría las que más dificultades tienen para sobrevivir, destinaron a mejorar entre 55.000 y 75.000 euros durante el último decenio.

«Os noso investimento foi de cinco millóns de euros porque empezamos de cero»

«No noso caso os investimentos rondaron os cinco millóns de euros porque empezamos de cero con instalacións e maquinaria. Aínda así e todo, polos contactos que temos con outras moitas granxas vemos que os investimentos foron moi cuantiosos en todos os sitios. É unha pena que o resto dos axentes da cadea láctea non apostasen tanto polo sector como vimos apostando os gandeiros», apunta José Manuel Fernández, uno de los tres socios de SAT Busto-Corzón, una de las principales ganaderías gallegas con más de 400 vacas en ordeño y una producción próxima a los cinco millones de litros.

Lo confirman los datos de los planes de mejora que tramita la Consellería do Medio Rural a través de las diferentes oficinas agrarias comarcales. En la situada en una de las principales comarcas agroganaderas de Galicia, la inversión media solicitada por las granjas que participaron en la convocatoria de este año sobrepasaba los 110.000 euros.

De hecho, el volumen total de las subvenciones concedidas el ejercicio pasado _en el actual aún se están tramitando_ tanto a través de planes de mejora, como de ayudas a la incorporación de jóvenes o las que apoyan el desarrollo de pequeñas explotaciones sobrepasó los 52 millones.

Gracias a estas fuertes inversiones, el sector ha logrado aumentar su producción láctea en más de medio millón de toneladas, pasando de los 2,2 millones de toneladas registrados en el 2008 a los 2,8 millones _el 40 % del total estatal_ recogidos por la industria el año pasado. Todo ello en un contexto donde el número de productores se redujo prácticamente a la mitad al pasar de los 13.591 que estaban en activo hace una década a los 7.320 que hay actualmente. En este mismo período de tiempo las granjas han alcanzado logros no menos significativos como el haber ampliado su base territorial o el de haber aumentado casi un 20 % la producción de sus vacas. Si en el 2009, una vaca dada poco más de 8.700 litros de leche al año _los datos corresponden a las granjas incluida en los programas oficiales de control lechero_ actualmente la cifra se eleva hasta casi 10.300 litros.

El endeudamiento

Posicionarse entre las diez principales regiones productoras de Europa ha tenido, sin embargo, un coste importante para la mayoría de las granjas gallegas. La falta de rentabilidad que ha venido sufriendo el sector durante los últimos años, con precios de la leche en origen que apenas alcanzan para cubrir los costes de producción, les ha obligado a aumentar su nivel de endeudamiento.

A día de hoy, según fuentes del sector, la práctica totalidad de las explotaciones lácteas tienen créditos pendientes de amortizar por un montante medio que ronda los 70.000 euros, cantidad que sitúa el pasivo total de, por ejemplo, las explotaciones barbanzanas en el umbral de los 350 millones de euros.

Con todo, el ganadero continúa siendo uno de los sectores económicos con menor tasa de morosidad bancaria, como reconocen desde varias oficinas financieras de las principales comarcas agroganaderas de la comunidad gallega.