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En Meis buscan el mejor repollo, y va ganando el de Irlanda

Bea Costa
bea costa MEIS / LA VOZ

AGRICULTURA

BEA COSTA

El colegio de Mosteiro participa en un proyecto de investigación europeo que incluye un intercambio con otros países

14 may 2021 . Actualizado a las 20:39 h.

Los alumnos de cuarto de la ESO del colegio de Mosteiro (Meis) tienen que encargarse este curso de una plantación de repollos, y no es una plantación cualquiera. Se trata de un cultivo experimental inscrito dentro del Programa botánico de selección y mejora participativa de la Unión Europea (Erasmus+) que desarrollan junto a otros dos colegios de Irlanda y Azores.

Es en la franja atlántica donde hay más variedades y más se cultiva esta especie, y alguien pensó que sería oportuno mejorar su rendimiento con el fin de dar con el repollo más sabroso, nutritivo y rentable desde el punto de vista comercial. Y para ello, nada mejor que recurrir a las variedades locales, que suponen un reservorio de variabilidad genética útil para seleccionar el producto más adecuado a las características de cada zona y apostar por la agricultura ecológica, menos dependiente de productos fitosanitarios.

En una finca situada a pocos metros de la casa consistorial se han sembrado 540 coles de variedades locales, y son los chavales quienes se encargan de hacer seguimiento al cultivo e incluir en una base de datos los valores sobre el tamaño, el diámetro, el número de hojas y el vigor de cada planta. De momento, en cuanto al comportamiento agronómico, va ganando Irlanda, con ejemplares de más de un metro de diámetro, aunque en sabor y textura, la variedades gallegas se llevan la palma.

El proyecto tiene tres años de duración y la idea es que vaya creciendo con el paso del tiempo. Para ello cuentan con el apoyo y asesoramiento de la Misión Biolóxica de Galicia (CSIC) y la supervisión de la doctora en Biología Margarita Lema, una científica cambadesa con un largo currículo a la hora de abordar el estudio de diferentes especies vegetales.

El repollo acapara ahora su atención y el resultado de este trabajo —que será publicado en una revista científica— podría tener importantes aplicaciones en el sector agroalimentario e incluso en el sanitario, pues se están estudiando las propiedades anticancerígenas de este verdura.

Martina Miser

Mientras tanto, lo que toca es el trabajo de campo y dar buena cuenta de la primera cosecha. Parte de los 54 repollos que se cortaron ayer servirán para preparar el cocido que se servirá este mediodía en el comedor escolar. No todos los chavales de Meis tienen ocasión de comer de lo que ellos mismos han sembrado, pese a vivir en un entorno rural en el que es habitual que al lado de casa haya una huerta con lechugas y tomates para el autoconsumo. Estas vivencias van desapareciendo y en el CPI de Mosteiro van a poner su grano de arena para recuperarlas.

El proyecto tiene una clara vocación científica y divulgativa, pero también tiene una finalidad educativa y social, para que los jóvenes aprendan a interactuar en un medio distinto al habitual e incluso conocer otros países. Todavía no se ha podido hacer debido a la pandemia, pero el programa incluye un intercambio que permitirá a portugueses e irlandeses visitar Meis, y viceversa. Hay quince plazas disponibles y los alumnos tendrán que ganarse el puesto en el avión, trabajando incluso durante el verano para que la finca esté a punto cuando arranque el curso 2022-23.

Para entonces, la dirección del centro espera ampliar la experiencia al resto del alumnado de la ESO y abordar nuevos retos, como la implantación de este proyecto como asignatura optativa, según explica el director, Luis Camilo Fernández. También se elaborará un trabajo audiovisual y se realizará un estudio sobre el impacto psicosocial que esta iniciativa tiene entre los participantes. «También se trata de construir Europa», apunta. Lo que nadie se habría imaginado es que la unión de los pueblos se podría incentivar con unas simple coles y es que «aunque parezca muy vulgar, los repollos le dan a mucha gente de comer».