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¿Cómo puedo reciclar los purines?

Maruxa Alfonso Laya
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SOMOS AGRO

ROI FERNÁNDEZ

El residuo que generan las granjas puede tener miles de usos, desde convertirse en un fertilizante orgánico a servir para reforestar montes

23 may 2022 . Actualizado a las 09:58 h.

Dice la Unión Europea que la agricultura debe reducir cada vez más el uso de los fertilizantes químicos, además de que debe caminar hacia una gestión circular de los residuos. A cumplir estas dos premisas puede ayudar el realizar una correcta gestión de los purines, un elemento que está considerado como un problemático residuo en algunas explotaciones y que, sin embargo, se convierte en un valioso recurso en otras. Porque, tratado de forma adecuada, el purín es un gran abono orgánico con el que fertilizar los campos. Hay estudios que incluso aconsejan su utilización en la regeneración de terrenos forestales arrasados por el fuego.

«Todo o que se produce na granxa o utilizamos na explotación. Cos xurros e o esterco de palla facemos abono, que usamos nas fincas», explica Marcos Quintas, un ganadero en ecológico de Allariz. Y así es la realidad en buena parte de las explotaciones de vacuno gallego. En aquellas que están en extensivo y en las que cuentan con tierras el purín no es un residuo, es un fertilizante natural que aporta nutrientes a los cultivos.

Para poder valorizar adecuadamente este residuo es necesario, en primer lugar, contar con unas instalaciones adecuadas para su almacenamiento, evitando así que puedan producirse filtraciones que contaminen las aguas subterráneas. Las granjas deben disponer de fosas de purín dimensionadas en función del tamaño de la explotación. Es preciso, además, que estas tengan tapa, para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y evitar que se llenen de agua cuando llueve. En este sentido, hay que decir que cada vez más, los ganaderos gallegos son conscientes del valor que puede tener el purín y, por eso, en los últimos años una de cada tres granjas gallegas ha mejorado las instalaciones que se utilizan para valorizar este producto. La construcción, cubrición y ampliación de las fosas de purín se ha convertido en una de las obras que más han ejecutado las explotaciones gallegas. Algo imprescindible porque la nueva legislación va camino de exigir una mejor gestión de este residuo.

Hace solo unas semanas, el Ministerio de Agricultura publicaba el nuevo borrador del decreto de fertilización de suelos, una normativa que, entre otras cuestiones, regula el empleo y la forma en la que este residuo debe aplicarse al suelo o debe conservarse en las explotaciones. Su objetivo es que se realice una adecuada gestión de este residuo, para tratar de reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Pero investigadores como Xoán Castro Insua, del Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo, sostienen que las granjas gallegas ya emplean de forma correcta el purín. En su opinión, el sector lácteo gallego puede presumir «de ser unha verdadeira economía circular» en cuyo ciclo de trabajo está perfectamente incluido el purín.

Otro dato que dan desde Mabegondo es que el purín es un abono orgánico de primera calidad y bajo coste. De hecho, cuentan con un estudio que otorga al metro cúbico de purín un precio de 8 euros, si se compara con los nutrientes que aporta al suelo cualquier abono químico.

Granjas avícolas y porcinas

Más problemática es la gestión del purín en las explotaciones de aves o cerdos, donde no hay tierras en las que reutilizarlo. Para ellos, la Asociación de Desenvolvemento Odega, la Federación Galega de Medio Ambiente y la Universidad de Santiago, pusieron en marcha un proyecto de planta experimental de compostaje en el que poder valorizar este residuo. Los primeros resultados de la investigaciones concluyeron que los purines que se extraían tenían tantos metales pesados que el compost generado tenía limitado su uso en la agricultura, pero no terrenos degradados, como los montes quemados, donde podían convertirse en un importante activo para contribuir a la regeneración de estos espacios.

Plantas de biogás

Otra fórmula de dar valor al purín es a través de las conocidas como plantas de biogás, unas instalaciones que aprovechan los restos orgánicos para hacer un proceso digestivo anaeróbico, es decir, en ausencia de aire, para obtener así una mezcla de gas rico en metano que se puede aprovechar para hacer energía y abastecer a la granja. Están pensadas para generar energía aprovechando los restos del purín, de los ensilados e incluso de la alimentación de las vacas. Y, además de energía, producen un fertilizante orgánico de alta calidad. El problema es que este sistema reduce el volumen, pero no la cantidad de nutrientes que tiene el abono. Por eso sería preciso combinarlas con un sistema de separación de la fracción líquida. Eso significa que, en combinación con otros sistemas, podría suponer también una solución para el tratamiento de los purines.