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Los huevos gallegos admirados en Inditex también son deliciosos a 2.100 metros de altura

LA VOZ REDACCIÓN

SOMOS AGRO

Rober Amado

David Sueiro, ideador de Galo Celta, protagoniza una jornada gastronómica en la estación de esquí andorrana de Grandvalira en la que los huevos criados en Vila de Cruces arrasan:  «hay gente que no come carne, pero sí esto»

07 feb 2020 . Actualizado a las 10:55 h.

El huevo ecológico de la firma Galo Celta del gallego David Sueiro, incorporado a las cocinas del chef Martín Berasategui y al comedor del grupo Inditex, fundado por Amancio Ortega, ha llegado a la estación de esquí andorrana de Grandvalira en el marco de una jornada gastronómica.

Sueiro, acompañado del mediático cocinero Gerson Iglesias, finalista del Forum Gastronómico de A Coruña 2019, ha protagonizado uno de los eventos que el Snow Club Gourmet de estas pistas de Andorra organiza durante la temporada.

La jornada, una combinación de alta cocina y esquí que llega esta temporada a su cuarta edición, ha permitido a la treintena de inscritos conocer los productos de Galo Celta, que recuperan los métodos tradicionales de la ganadería aviar.

David Sueiro, que defiende su apuesta personal por estos huevos ecológicos criados en Vila de Cruces (Pontevedra) y que reconoce que son «los más caros del mundo», ha ofrecido primero un desayuno y, posteriormente, una cena a la treintena de comensales inscritos al evento, según recoge EFE.

Sueiro se ha explayado ante ese público en explicaciones sobre sus productos y ha asegurado que tanto Martin Berasategui como Amancio Ortega son dos enamorados de ellos.

El primero paga dos euros por cada huevo y los incorpora a su menú de alta cocina y el segundo ha incorporado la oferta de Galo Celta a los comedores de las sedes de Inditex, que alimentan a cerca de 10.000 empleados.

David Sueiro se declara «orgulloso» de su trabajo, relata que tiene la producción vendida «a años vista» y detalla que sus gallos no se venden al menos hasta el séptimo mes de vida, «mientras que la mayoría lo hacen en veintiún días».

Admite que «el precio es una barrera», pero considera que su empresa «honra el producto de la tierra» y considera que Grandvalira le abre un mercado que combina ocio y salud.

Sueiro huye de la contaminación de producciones de este tipo y manifiesta que «si produces de manera industrializada contaminas», por lo que sus corrales son móviles y evitan así una sobreexplotación del medio.

Otra advertencia es la de que estos huevos provienen de gallinas que tienen al menos dieciocho meses, «porque a partir de ahí tienen mucha menos agua y son más untuosos, así era siempre hace tiempo», tras lo que añade que «hay gente que no come carne, pero sí esto».

Galo Celta, que exporta a Japón y a diferentes países del centro de Europa, cuenta como clientes con tiendas especializadas y restaurantes de alta gastronomía.

Sus productos se han servido en esta ocasión a más de 2.100 metros de altitud, en una jornada en la que se ha promocionado genéricamente la cocina gallega.