La plaga afecta ya a 25 municipios del sur de la provincia

M. Alfonso

El nematodo de la madera del pino, cuyo nombre científico es Bursaphelenchus Xylophilus, es un gusano microscópico que mide menos de 1,5 milímetros. Este pequeño bicho tiene en jaque a todo el sector forestal de la provincia de Pontevedra y, por ende, al del resto de Galicia. Y es que está considerado uno de los organismos más peligrosos para las coníferas de todo el mundo. El pino es su principal víctima y su presencia es sinónimo de problemas para comunidades de montes y aserraderos. Lo saben bien en los 25 municipios que forman el sur de la provincia de Pontevedra. Allí llevan unos meses aplicando las medidas de contingencia diseñadas por Europa y por la Xunta para evitar que la plaga se extienda. «Los daños son importantes y las pérdidas que puede haber para la industria son grandes», explica Elier Ojea, presidente de la federación empresarial de aserradores y rematantes de madera de Galicia (Fearmaga).

Fue en enero de este año cuando la Xunta tuvo que ampliar la zona demarcada por el nematodo a 25 municipios del sur de la provincia de Pontevedra. A ello obligaban los siete nuevos positivos, en cinco localizaciones diferentes, detectados por los técnicos. Inmediatamente se puso en marcha el protocolo de actuación. El primer paso fue el de cortar todos los pinos que se encontraban en un radio de cien metros de los pies infectados. Estos, además, tuvieron ser destruidos in situ. Se establecía la obligatoriedad de cortar y destruir todos los pinos que tuvieran síntomas o, en las zonas donde hubo incendios, la madera quemada. Desde la consellería de Medio Rural aseguran que, durante el pasado año, se apearon 8.600 árboles decaídos, es decir, que estaban enfermos. Además, insisten, desde que se conocieron los siete nuevos positivos ya se realizó la destrucción de casi 800 árboles dentro de la zona considerada como cuarentena.

Sin embargo, tanto los maderistas como los propietarios del monte tienen una larga lista de quejas a la actuación de la Administración Autonómica. En la Asociación Forestal de Galicia consideran que sería preciso impartir campañas de formación a las comunidades de montes y pequeños propietarios. También reclaman ayudas para las empresas aserradoras y para los propietarios de los montes, así como que se destinen más fondos a investigación para encontrar cuanto antes una especie de pino resistente al gusano. De lo contrario, se abandonará esa especie. «Se se xera incertidume, a xente non vai apostar polo piñeiro», lamenta Xacobo Feijjo, portavoz de la Asociación Sectorial Forestal de Galicia (Asefoga).

Otra de sus reivindicaciones se refiere a la necesidad de agilizar la tala de árboles decaídos en las zonas conveniadas. «Esas cortas as xestiona a administración e nós cremos que irían máis rápidas se as xestionaran os propietarios», explica Xosé Covelo, de la Asociación Forestal de Galicia. Reclama también que se agilice la tramitación de permisos de corta en parcelas afectadas por Augas o Patrimonio, «que se retrasan ata dous meses», afirma.

El sector empresarial

El protocolo del nematodo implica también a los aserraderos, que se ven obligados a tomar una serie de medidas para evitar la propagación de la plaga mediante el transporte de la madera a zonas que no están afectadas. Es por ello que, en principio, toda la madera que se genera en los concellos en cuarentena -25 municipios del sur de Pontevedra- tiene que ser procesada en empresas de esa misma región. Para trasladarla fuera tiene que sufrir un tratamiento térmico y contar con un pasaporte fitosanitario. Eso está obligando a las empresas a instalar una maquinaria de la que antes no disponían, así como a cumplir una serie de engorrosos trámites.

«El nematodo ha venido para quedarse» , dice Elier Ojea, Presidente de Fearmaga

Según Fearmaga, entre cuarenta y cincuenta aserraderos se han visto afectados por la nueva cuarentena de esta plaga. La entidad reclama la puesta en marcha de medidas que ayuden al sector a combatir la plaga. «Tenemos que ser capaces de arbitrar ayudas para la compra de maquinaria. Hay que facilitar las tareas de desbroce y potenciar la investigación», resume Ojea, quien asegura que muchos aserraderos no cuentan con secaderos para dar el tratamiento obligatorio. Estas mismas reivindicaciones fueron trasladadas al comité de seguimiento del nematodo, que se reunió después de conocerse los nuevos positivos. «Es una situación muy preocupante, que afecta al futuro del monte», insiste Ojea. Considera que los últimos positivos solo pueden significar que «el nematodo ha venido para quedarse» y que existen muchas posibilidades de que se extienda «a Ourense». Impedir que esto suceda es tarea de todos los implicados, de los maderistas y de los comuneros, pero también de la Administración, concluye.