Los veterinarios exigen en Santiago libertad para prescribir los medicamentos  más eficaces

Olimpio Pelayo Arca Camba
O. P. Arca SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

El colectivo se manifestó de nuevo contra el Real Decreto 666/2023, que consideran «un ataque directo a nuestra profesión»

09 mar 2025 . Actualizado a las 16:06 h.

El colectivo de veterinarios continúa su lucha para tumbar el Real Decreto 666/2023 que regula la distribución, prescripción y uso de medicamentos veterinarios. En torno a 350 personas mostraron su oposición a la norma ayer en las calles de Santiago, con presencia de profesionales pero también de clientes, en algún caso con sus mascotas. No en vano la manifestación la encabezaba una reveladora pancarta: «Saúde animal sen barreiras. Apoia ao teu veterinario».

El presidente del Colegio de Veterinarios de A Coruña, Javier Balado, señaló que la convocatoria buscaba poner el problema en conocimiento de la sociedad y reclamar frente a «unha normativa que nos está comprometendo moito na nosa actividade diaria. Toda a limitación que temos dende o 1 de xaneiro á hora de prescribir, principalmente os antibióticos, é unha norma que nos perxudica e queremos que se cambie». Explica que frente a tratamientos que por evidencia científica y experiencia se revelaban como los más eficaces, ahora la legislación les obliga a utilizar otros con alta probabilidad de fallar. Añade que el Gobierno estatal se escuda en la adaptación de un reglamento europeo, «pero non é verdade» y asevera que ese marco plantea la prescripción de determinados antibióticos como recomendación, y así lo venían aplicando ya con éxito los veterinarios españoles.

De hecho, Balado destaca que informes de las autoridades sanitarias españolas reconocen una reducción en el volumen de antibióticos prescritos en los últimos años del 70 %. En el manifiesto del colectivo tachan la normativa actual sobre el medicamento veterinario de «un ataque directo a nuestra profesión, a la salud de los animales y, por extensión, a la salud pública». Consideran que los convierte en burócratas y provoca que los animales no reciban el tratamiento adecuado, que las familias vean encarecidos los servicios veterinarios (que abonan un 21 % de IVA) y que los profesionales sean perseguidos por ejercer su trabajo.

Eran cuestiones que se reflejaban en pancartas como «Animales sanotes con menos papelotes» y en consignas como «Mi criterio no se cuestiona» o «Espera un cultivo mientras muere un ser vivo», en alusión a pruebas de sensibilidad (antibiogramas) que exige esta legislación antes de aplicar tratamientos curativos que los profesionales aseguran que su experiencia avala como los más eficaces.