Unos zapatos «incinerados» y un anillo de boda perdido, más contratiempos para Tamara Falcó

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La marquesa de Griñón concedió una entrevista a Joaquín en su programa «El Novato» donde aclaró detalles de su enlace con Íñigo Onieva

29 sep 2023 . Actualizado a las 13:50 h.

Unos zapatos de novia «incinerados» y una alianza de boda extraviada. De esos dos nuevos «contratiempos» habló Tamara Falcó ayer en El Novato, en Antena 3, donde charló con el exfutbolista Joaquín. La marquesa de Griñón fue la estrella de la noche en el canal.  En primer lugar, Tamara Falcó cumplió con su cita semanal con El Hormiguero —donde ha dejado algunas perlas sobre cómo se comporta Isabel Preysler con sus hijos—, y a continuación se convirtió en la invitada de Joaquín Sánchez en la nueva entrega de El Novato, donde mostró su cara más espontánea y reveló, para sorpresa del exfutbolista, que no lleva su alianza de casada ¡porque la ha perdido!

Pero Tamara Falcó ya dejó alguna que otra perla en su tertulia con Pablo Motos, hablando de cómo es Isabel Preysler. «A mi madre le cuesta decir cosas bonitas porque es muy perfeccionista. Primero con ella misma y luego con los demás», confesaba Tamara, reconociendo que aunque Isabel adora a sus hijos, no suele deshacerse en elogios con ellos.

Lejos de quedarse ahí, la socialité contó otra muestra del carácter estricto de su madre en su búsqueda de la perfección; y es que «tiene reglas en casa de lo que no se puede hacer». Tantas, de hecho, que Íñigo Onieva no ha dudado en bromear con su suegra para que le haga un «libro» para enterarse de todas las normas que tiene que seguir durante los meses que residirán en la mansión familiar antes de mudarse al ático que la marquesa se compró en el 2020 en Puerta de Hierro —a pocos metros de su progenitora— y cuya reforma están ultimando.

Tras El Hormiguero llegó el momento de ver a Tamara Falcó mano a mano con Joaquín en El Novato, al que sorprendió con una completa clase de protocolo en la que no han faltado las risas y las confidencias, revelando algunas curiosidades sobre el que asegura que fue el día «más maravilloso» de su vida, el 8 de julio, cuando se dio el sí quiero con Íñigo.

Como no podía ser de otra manera, la hija de Isabel Preysler habló sobre una de las polémicas que ensombrecieron los preparativos de su boda, su vestido de novia, pronunciándose sobre su «enfrentamiento» con las diseñadoras de Sophie et Voilà, con las que rompió su acuerdo a seis semanas de su enlace: «Enviaron un comunicado muy agresivo. No sé... El diseño que les entregué a ellas fue el mismo que después le di a Wes Gordon. Siempre te inspiras en algo», se defendía, confesando que gracias a este traspiés se casó con el vestido de sus sueños, diseñado por el director creativo de Carolina Herrera. «Dicen que se parecía al de la reina Letizia, pero para nada. no tenía nada que ver. Pesaba 15 kilos y yo llevaba un corsé de lana, imagínate el 8 de julio... Pero ni pasé calor ni me entraba la comida... Fue maravilloso», reconoció nostálgica.

Ante las bromas de Joaquín, Tamara Falcó aseguró que a pesar de las dificultades está «megacasada» y contó una anécdota que «afortunadamente» no trascendió antes del gran día. Y es que sus zapatos de novia ¡se quemaron!

«Cuatro días antes de la boda, se quemó el camión de mensajería que llevaba mis zapatos, se quedaron completamente incinerados. Menos mal que no se supo porque todo el mundo hablando del mal de ojo, de las malas señales... Casarse fue un reto, nos pasó de todo, pero cuanto más esfuerzo me cuesta algo, más me esmero», aseguró.

Una boda en la que, como ha confesado, extrañó especialmente a su padre, Carlos Falcó, fallecido en el 2020: «Lo eché mucho en falta. Se lo habría pasado fenomenal. Lo habría disfrutado tanto... pero no creo que la vida se acabe aquí y creo que estuvo presente», apuntó.

Otro de los grandes ausentes, su hermano Enrique Iglesias, al que Tamara volvió a justificar resignada. «Es tímido, es su forma de ser. Es capaz de cantar en estadios llenos de gente, pero luego para sus cosas es de grupos muy pequeños, muy para dentro. Hablamos antes de la boda, y la cosa es que tenía que querer estar ahí también. Me mandó unos mensajes preciosos antes y después, ha tenido gestos muy bonitos conmigo», añadió.

Tampoco estuvo en su «sí quiero» Julio Iglesias, al que continúa llamando «mi tío Julio» y sobre el que prefirió no entrar en detalles, mostrándose algo esquiva cuando Joaquín le ha preguntado cómo está de salud a sus 80 años recién cumplidos. «No estuvo en mi boda, aunque me hubiese encantado. Pero tampoco tenemos tanta relación. Al fin y al cabo él no es mi padre y ya se separó de mi madre. Después de eso, hemos tenido vidas muy distintas. En Navidad o fechas así pues habla conmigo con mucho cariño, pero no le llamo para contarle qué tal estoy», reconocía, confesando que le da «un poco de pena» llevar «tanto tiempo sin verle».

Pero sin duda la anécdota más sorprendente de Tamara Falcó no tiene que ver directamente con su boda, sino con su alianza de casada, que no luce en su dedo tan solo dos meses después de convertirse en la mujer de Íñigo. «El otro día se me cayó y no sé dónde está», decía entre risas, asegurando que «no» la ha perdido: «Estoy segura de que aparecerá». «Me estaba un poco grande», apuntaba mostrando el anillo que lleva para disimular mientras no encuentra su alianza.