Hannah, la joven que convive desde niña con la diabetes de adultos

Marina Fernández García BARCELONA / EFE

SOCIEDAD

Quique Garcia | EFE

Vive desde pequeña con una variante de la enfermedad muy poco común, la MODY, pero, aun así, asegura: «No es cierto que vaya a cambiar tu vida radicalmente»

13 nov 2022 . Actualizado a las 13:00 h.

Hannah tiene 20 años y lleva más de la mitad de su vida conviviendo con MODY, un tipo de diabetes poco frecuente que se comporta como una enfermedad de adulto, pero que en cambio sufren los jóvenes. «En tercero de Primaria mis padres vieron conveniente hacerme las pruebas de la diabetes, a mí y a mi hermana, ya que la familia por parte paterna sufre esta enfermedad», explica Hannah  con motivo de la celebración este lunes, 14 de noviembre, del Día Mundial de la Diabetes.

La diabetes MODY, que en sus siglas en inglés significa Maturity Onset Diabetes of the Young (diabetes de la edad madura que se presenta en el joven), tiene un fuerte componente genético, de ahí que se exprese en personas jóvenes.

Se estima que el 50 % de los diabéticos del tipo MODY han heredado esta mutación genética de su padre o madre. MODY es uno de los cinco tipos de diabetes, una enfermedad crónica que se caracteriza por la incapacidad del cuerpo de producir o usar adecuadamente la insulina, lo que obliga a los pacientes a tener que tratarse durante toda la vida.

«Una cosa que se piensa de la diabetes es que tu vida va a cambiar radicalmente, pero no es así», asegura Hannah, que estudia Comunicación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Eso sí, admite que la enfermedad puede condicionar algunas de sus actividades.

«Soy consciente de que si hay que hacer una excursión, por ejemplo, seguramente no puedo realizarla con normalidad, ya que me baja el azúcar muy rápido», explica.

Entre las cosas que más echa de menos, destaca el hecho de «poder ir por la vida despreocupada», sin tener que pensar en llevar encima el «kit» con las dosis de insulina y el glucómetro, «por si acaso».

Hannah relata su día a día con la diabetes y las indicaciones que tiene que seguir: «Hay dos tipos de insulina, la rápida y la lenta; la rápida me la tengo que tomar cada vez que como y la lenta una vez al día ya que hace efecto durante las 24 horas».

Gracias a los avances tecnológicos ya no tiene que pincharse siempre en el dedo para calcular el nivel de azúcar porque tiene implantado un sensor en la pierna al que acerca el móvil y le indica los parámetros de glucosa.

Dentro de los síntomas más comunes, detalla que le afecta más el calor aunque lo más duro, admite, son las heridas: «Tardan mucho más en cicatrizar, por lo que pueden quedarte marcas de por vida», resalta. Teniendo un tipo de diabetes tan poco común, compartir experiencias con otros enfermos crónicos es reconfortante.

Hannah tiene la suerte de que su mejor amiga también tiene su misma enfermedad: «Nos hemos apoyado mucho y hemos hablado mucho de la diabetes», expresa.

A pesar de que la variedad MODY es muy poco común, hay otras diabetes mucho más prevalentes como las tipo 1 y 2, que afectan a un 8,5 % de la población mundial, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).