Otros, aquellos que por sus características no puedan mantener una cierta distancia entre clientes o cuyos propietarios no quieran afrontar el esfuerzo necesario, deberán seguir cerrados.«Nadie está obligado a tomar estas medidas. Debe ser una oportunidad, no una imposición», sostiene Alléno.
«Consideramos que es menos peligroso ir a cenar a un restaurante que juntarse varios amigos en el apartamento de uno de ellos. Nos comprometemos a que en nuestros locales se respeten las distancias», indica.