Es finalista de los premios de fin de carrera en Informática
25 abr 2019 . Actualizado a las 19:44 h.¿Y por qué no? Fue la pregunta que se hizo Laura Montes Pombar. El reto era enorme, pero también era la oportunidad que esperaba. Estaba estudiando cuarto de Ingeniería Informática y aún no tenía claro qué proyecto de fin de carrera presentar. Fue entonces cuando un anuncio le abrió los ojos: Telecon Galicia necesitaba un programador capaz de desarrollar un software que convirtiese en realidad su proyecto para la creación de una silla de ruedas guiada por ondas cerebrales. Se presentó, la cogieron y el prototipo es ya una realidad que funciona y que dentro de no mucho podría llegar al mercado.
El trabajo que ha desarrollado en la empresa es lo que también le ha valido para ser elegida entre los cinco finalistas del premio al mejor trabajo de fin de grado aplicado convocado por la Facultad de Informática de la Universidade da Coruña. Es una iniciativa patrocinada por Everis, Grupo Voz, Indra, ITG y Telecom y en la que colaboran el Citic y Fuac. El ganador recibirá 1.500 euros y habrá dos accésit de 500. «Fue un reto apasionante que me obligó a esforzarme mucho, porque era un mundo nuevo para mi, pero al final conseguimos que funcionase», explica Laura Montes, de 23 años.
Inteligencia artificial
En todo el proceso pudo poner en práctica sus conocimientos de inteligencia artificial, un aspecto clave para el funcionamiento del sistema y a para la adaptación de la silla a cada usuario. El trabajo consistió en el desarrollo de un controlador que permite dirigir los movimientos de una silla de ruedas a través de órdenes mentales captadas con un casco de electroencefalografía (EEG). El casco portátil es capaz de detectar las señales eléctricas de la actividad cerebral del usuario y, posteriormente, un software analiza estos datos para encontrar patones que se asocien a cuatro posibles movimientos: hacia adelante, izquierda, derecha y hacia atrás.
Finalmente, el módulo de control comunica el software con la silla de ruedas motorizada, lo que permite al usuario transformar sus pensamientos en acciones.
El sistema requiere de un proceso de entrenamiento intensivo para adaptarse a los patrones mentales de cada persona. De esta forma, la repetición de los entrenamientos a lo largo del tiempo facilita la capacidad del usuario para controlar la silla.
El prototipo fue presentado en noviembre pasado por la empresa Handytronics, filial de Telecon Galicia. Es totalmente operativo, pero aún necesita de una serie de mejoras para hacerlo más competitivo y para poder llevarlo al mercado con éxito y a un precio razonable. «Estamos trabajando en varias bandas. Por un lado queremos mejorar el software para que haga un reconocimiento mejor y más rápido», señala Laura Montes. Pero la verdadera prueba de fuego será su examen en lesionados medulares, en un ensayo que se llevará a cabo en A Coruña, Ferrol y Santiago en colaboración con el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac). «Son los usuarios los que mejor conocen lo que les hace falta y son los que nos podrán decir qué aspectos están bien y cuáles podemos mejorar», apunta Montes, que es la primera mujer finalista en los premios de fin de carrera en las tres ediciones que se llevan a cabo. En su especialidad, computación, aún hay más mujeres que en otras ramas de Ingeniería Informática, pero son muy pocas. «De los 20 que acabamos, solo había tres mujeres», dice. Le gustaría que su ejemplo animase a otras chicas a matricularse y, sobre todo, a acabar la carrera, porque el verdadero problema es que, a diferencia de los hombres, muy pocas de las que la inician la finalizan. No fue su caso, aunque tuvo el mejor ejemplo en casa. Su madre también es programadora.