Anadigna de Meaño le gana la batalla a Anna de Codorníu

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso VILAGARCÍA / LA VOZ

SOCIEDAD

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El TSXG reconoce el derecho de una pequeña bodega a sacar al mercado el vino que frenó el grupo catalán

20 dic 2017 . Actualizado a las 19:55 h.

Si algo tenía claro Carlos Rey cuando decidió montar su pequeña bodega de Meaño es que quería que su albariño se llamara igual que su abuela, Anadigna. Poco se podía imaginar entonces los quebraderos de cabeza que ello le iba a suponer. Y mucho menos que un gigante como Codorníu se iba a fijar en él para impedirle utilizar una marca que, alega el grupo catalán, se parece demasiado a su Anna. Han tenido que pasar casi tres años para que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia le de la razón a este bodeguero arousano y establezca que «el parecido fonético entre ellas no es de la entidad suficiente para que pueda producir confusión en el mercado», según la sentencia. David ha conseguido ganar una batalla a Goliat, pero no la guerra, reconoce Carlos Rey. Porque tendrá que esperar a que el Supremo, al que Cordoníu puede recurrir, ratifique su derecho a utilizar la marca.

En un primer momento, la oficina de patentes y marcas le dio luz verde a Anadigna, pero Codorníu presentó un recurso pues consideraba que se parecía demasiado a su cava Anna. El grupo catalán consiguió que sus quejas fuesen escuchadas y, al final, a este bodeguero no le quedó más remedio que acudir al juzgado. «Ellos tienen bufetes de abogados y tienen que justificar ese gasto y le da igual contra quien sea. Porque el Anna de Codorníu no lo confunde nadie», explica ahora. Carlos se encontró, de repente, con tres mil botellas etiquetadas y empacadas que no podía sacar al mercado. «Perdí un año completo, tardé otros ocho meses en crear otra marca, Nadigna», cuenta.

Su lucha ha valido la pena. «Le gané y le voy a volver a ganar», afirma orgulloso. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia le ha dado la razón. La sentencia reconoce que este bodeguero «aprovecha como negocio una pequeña bodega de albariño de poca extensión y mínima producción, encontrándose la explicación del nombre comercial en el hecho de que su abuela se llamaba María Anadigna». «Ellos se sienten propietarios de todas las Ana y la sentencia viene a decir lo contrario», explica Carlos. Es consciente de que su pelea no ha terminado. Todo parece indicar que Codorníu recurrirá al Supremo, «pero yo iré a Madrid o a Roma a pelear. Cuando te dan la razón te sientes más fuerte», argumenta.