¿Se imaginaba Asimov el éxito de «Másterchef»?

SOCIEDAD

En 1954, un comité de científicos veía nuestra época, desde la revista «Life», como un mundo de grandes ciudades con casas hechas de vidrio y taxi-helicópteros. La llegada a la Luna les parecía imposible. Isaac Asimov dio más en la diana

04 ene 2015 . Actualizado a las 15:05 h.

En resumen, Life dibujaba así nuestro presente hace más de medio siglo: «De nuestras viviendas construidas principalmente de vidrio, el automóvil nos llevará por amplias y modernas autopistas a los parques de estacionamiento de las afueras de la ciudad, y de allí iremos en metro al centro. A todo esto, de los grandes aeropuertos accesibles desde la ciudad por helicópteros, despegarán aerotransportes de reacción, capaces de llevarnos de una costa a la otra, en tres horas».

La proyección de futuro sobre el transporte era una de las principales obsesiones de la revista, quizás porque ya las grandes urbes estadounidenses empezaban a sufrir los primeros efectos de la congestión automovilística: «Aunque cabe pronosticar que tendremos trenes más ligeros y mayor número de coches y autobuses, no podemos decir en qué forma evolucionará el vehículo automotor. Si se descubriera un método de almacenar la energía eléctrica en una batería 20 veces menos pesada que el actual acumulador de plomo y con la misma capacidad de recuperación que este, podrían fabricarse automóviles capaces de competir con los de gasolina». Menos afortunados fueron los augurios de Life sobre el transporte espacial: «No entran en nuestros cálculos los viajes a la Luna en cohetes interplanetarios y otros devaneos», sentenciaban los expertos antes de apuntillar: «Y damos por sentado que no estallará una guerra atómica con bombas de hidrógeno».

Por la misma época (era el momento de los inicios de la gran revolución tecnológica que ha llegado hasta la actualidad y la pasión por el asunto era desmedida), Isaac Asimov trató de predecir el mundo actual, preparando un detallado trabajo con motivo de la Feria Mundial de Tecnología. Se equivocó en algunas cosas, pero dio en la diana en muchas.

Un mundo de gadgets

Así, Asimov hablaba de la futura automatización de las tareas, cómo la tecnología iba a eliminar tareas «tediosas» para las personas. Curiosamente, el énfasis del autor se centraba en la cocina, en la que Asimov introduce el uso de cafeteras y de alguna manera la aparición del microondas y comidas congeladas. Sin embargo, da un apunte curioso: «Sospecho que en la segunda década del siglo XXI todavía será un pequeño rincón en la cocina donde comidas individuales pueden ser preparadas a mano, especialmente para cuando se espera compañía». ¿Una visión del fenómeno MásterChef, quizás?

Los robots

Otro mito de las visiones futuristas, el de los robots, era comentado así por Asimov. «No serán muy populares ni muy buenos en el 2014, pero existirán». Los avances tecnológicos en robótica es sin duda alguna una de las grandes innovaciones de la era moderna, y hoy en día, si bien se han presentado avances importantes, el robot que tenemos en mente, el que se ve como un humanoide, aún no es del todo popular. Honda decidió bautizar como Asimo al robot de este tipo más desarrollado hoy en día. Aún así, de las predicciones más llamativas es la tendencia a utilizar computadoras cada vez más pequeñas que habrían de funcionar como el cerebro de estos robots. «El desarrollo de tarjetas de programación y de nuevos sistemas de procesamiento de datos como el de IBM, que funciona como un cerebro humano, son un paso importante para el futuro de la inteligencia artificial, un ingrediente fundamental en lo que se quiere obtener con la robótica», escribía Asimov hace medio siglo.

Televisión 3D

La televisión en 3D fue otro de sus vaticinios. «Pantallas en la pared habrán remplazado el televisor que conocemos, pero cubos transparentes en los que la vista tridimensional será posible, harán su aparición». Una visión lejana de la actual realidad virtual que busca dar una experiencia envolvente en películas, juegos y otros entretenimientos. Tampoco se olvidó de la automoción: «Se hará un gran esfuerzo por construir automóviles con ?cerebros sobóticos?» Compañías de la talla de Google, Tesla o Audi ya tienen varios prototipos que pueden representar el futuro de la movilidad, e incluso se habla no solo de automóviles inteligentes sino también de «autopistas inteligentes».

Las comunicaciones

Otro de los apuntes del escritor y profesor de bioquímica se dirigía a las comunicaciones: «Serán en audio e imagen, y las personas se podrán ver mientras hablan por teléfono. Las pantallas no serán usadas solo para llamar, sino también para estudiar documentos, fotografías y pasajes de libros. Satélites sincronizados, volando en el espacio, harán posible que la comunicación directa desde cualquier punto de la Tierra».

En algún lugar de Estados Unidos, en aquel momento, el ingeniero Paul Baran dibujaba en su mente Internet. Cuando Asimov murió, en 1992, la Red tenía ya un millón de usuarios en todo el mundo.