La configuración rural y el mantenimiento de la estructura familiar en Galicia evita que la pobreza infantil se extienda como en otras comunidades más urbanas. Tal vez por eso sea la quinta comunidad con menor riesgo de pobreza infantil (detrás de Navarra, País Vasco, Cantabria y Madrid). Y es el entorno de las ciudades donde se detecta un mayor porcentaje de carencia material severa, ya que en las aldeas las familias han paliado los efectos de la crisis concentrándose en una sola vivienda y cultivando algunos productos. Esto permite que el 99,6 % de los menores tengan acceso a alimentos con la frecuencia recomendada.
Según un informe de la Xunta de Galicia, las áreas de la Costa da Morte, Barbanza-Noia, Caldas-O Salnés, Vigo y Pontevedra Sur tienen niveles más altos de riesgo de exclusión infantil. Las carencias están vinculadas a familias monoparentales -el 8 % de los hogares gallegos con niños tienen un único progenitor, pero entre los que sufren pobreza son el 46 %- y a quienes tienen problemas para encontrar un empleo estable.
Según la Consellería de Benestar, la situación en Galicia, siendo delicada, es más equilibrada que en otras comunidades, es decir, hay menos desigualdad en los ingresos de las familias con niños.