Un chef que se pasa de «verde»

Madrid / EFE

SOCIEDAD

El hotel Villa Magna de Madrid despide solo nueve meses después de ficharlo al cocinero Rodrigo de la Calle, gurú de la cocina gastrobotánica

04 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El lujoso hotel Villa Magna de Madrid, que hace nueve meses anunció el fichaje estrella del chef Rodrigo de la Calle, ha decidido prescindir de él. Esto se produce solo 15 días después de que el cocinero cerrara su restaurante con una estrella Michelín para centrarse en su nuevo trabajo. «Esta decisión es fruto exclusivamente por motivos profesionales», se ha limitado a informar la dirección del hotel en una escueta nota en la que confirma que el padre de la gastrobotánica «ya no ocupará el cargo de chef ejecutivo».

El paso de cocineros de renombre por el hotel Villa Magna suele ser breve, ya que algo similar ocurrió con Eneko Atxa, el chef del restaurante vizcaíno Azurmendi, poseedor de tres estrellas Michelin. Atxa es una referencia sólida dentro de la cocina sostenible y recientemente fue incluido en la prestigiosa lista de Restaurant.

A mediados de junio, Rodrigo de la Calle cerró su propio restaurante en Aranjuez porque estaba «centrado» en su trabajo como chef ejecutivo del exclusivo hotel de la capital. «La decisión de cerrar estaba casi tomada desde que me marché, porque un proyecto tan personal necesitaba que yo estuviera presente. Primero cerré el restaurante de alta cocina y por último el Wine Bar». Allí se encontraba «fenomenal tanto a nivel personal como profesional», con acceso a muchos más productos que antes y libertad plena para la oferta gastronómica, pero no descartaba «reactivar otro tipo de oferta culinaria en Madrid capital o en las afueras».

El Villa Magna, que «valora profundamente las inestimables aportaciones que ha hecho este gran chef a la cocina del hotel», no ha decidido quién le sustituirá. Algunas voces ilustres del mundo gastronómico han criticado la destitución de De la Calle. El chef de Diverxo, David Muñoz, escribió en Twitter que «el hotel Villamagna empieza a parecer un banquillo y sus entrenadores de un equipo de fútbol».