Un chef gallego triunfa en Taiwán

Rita Álvarez TAIPÉI

SOCIEDAD

Rita Álvarez

«Siempre hay cabida para la calidad», apunta Daniel Negreira

08 abr 2014 . Actualizado a las 10:34 h.

El chef brionés Daniel Negreira llegó a Taipéi a finales del 2007 gracias a una taiwanesa que conoció en México. Los inicios fueron muy buenos, estaba a punto de ser padre de su hija Marina y reconoce que lo trataban a cuerpo de rey. Eran años boyantes en lo económico en España, pero gracias a gente de su alrededor que le dijo que aquello iba a ser pasajero, le vio un poco las orejas al lobo y decidió emprender, abriendo su primer restaurante en Taiwán.

Ahora, casi siete años después, este gallego está al frente del restaurante DN-Innovación, considerado el primero de cocina occidental por la Guía Miele, el equivalente de la Guía Michelin que se edita en 16 países del continente asiático. Sin embargo, no todo son buenas noticias. El local está situado en pleno distrito financiero de Taipéi y cerca de la emblemática torre Taipéi 101. Los bancos de todo el mundo se pelean por tener una oficina en alguna de las torres y uno de ellos ha puesto el ojo en esta esquina donde Negreira y su equipo de 24 personas hacen lo que mejor saben.

«Nos han pedido una subida del alquiler de 12.000 euros al mes a partir de agosto», lamenta Negreira, explicando un problema que afecta a muchos de los expatriados con negocios en Asia, tener que lidiar con aumentos desorbitados de las rentas cuando toca renovar el alquiler. En el caso de Negreira el aumento es de casi el 80 %.

¿Regreso a Galicia?

«Es muy posible que si no se solucionan las cosas, o me mudo a otro sitio, o estudio otros proyectos que me están ofreciendo», explica Negreira. Y ahí es donde entra la opción de volver a la tierra, donde no ha estado desde el 2008: «Podría volver a Galicia y hacer un restaurante pequeño».

Sería un proyecto en el que se pudiese centrar en todo y donde no se tuviese que ocupar tanto de gestionar o donde no tuviese miedo de no llegar a poder ofrecer platos por falta de tiempo material. «A mí se me ocurren platos que creo que son una maravilla, pero luego pienso y digo: ¿Si está el restaurante lleno y tengo 70 clientes, ¿puedo hacerlo aunque sea con 20 empleados más?», explica.

Este brionés cree que gente con dinero para pagar una experiencia en España todavía hay. Y también comensales que puedan llegar a apreciar y entender la cocina que hace, porque para él ya no es solo decir que está o no está bueno. «Quiere decir que el cliente tiene una cultura y sabe un poco entender qué le estás intentando transmitir, es como un poema. Un plato no deja de ser una expresión de un pensamiento o de una mezcla de cosas, pero aquí en Taiwán es muy difícil a día de hoy. Clientes que tengan ese nivel de cultura gastronómica hay cuatro», señala Negreira.

Su acento gallego lo delata, pero también los guiños en los platos de la carta. Hay desde un pulpo a la gallega que sirve ahumado sobre té verde, hasta un pez terremoto con ajada o unas fresas que hace con albariño. «Parece muy sencillo, pero para pensar cómo llegar hasta eso, le tuve que dar muchas vueltas», reconoce.

Su línea general de trabajo es buscar productos de temporada, a poder ser taiwaneses, que es una cosa a la que por desgracia los chefs locales no le dan ningún valor: «Para ellos una sardina que viene de Francia y que tarda como cuatro días en llegar es mejor y eso es algo que no comparto porque aquí también las hay buenas».

El gran maestro de Negreira es, sin ninguna duda, Arzak: «Tanto como cocinero como cliente, he comido y he dicho: ??Dios, me puedo morir ya??. Han sido experiencias irrepetibles. Ahora mismo puedo saborear un plato que comí hace 20 años».