Galdo revivió la feria de As Maulas, que arrastra más de tres siglos de historia Una multitud jaleó a los jinetes y a sus rocines en una competidísima carrera.
08 may 2005 . Actualizado a las 07:00 h.La memoria de Vicente Insua o de Manuel son los únicos rastros de la historia que se perciben nada más llegar a la feria de As Maulas, en Galdo. Desde principios del siglo XVIII los vecinos de esta parroquia de Viveiro y sus alrededores portan sus maulas -cosas inútiles o en desuso- al mercado. Entonces la cita era mensual. Cada segundo domingo de mes por Galdo rumiaban los gatos, ladraban los perros y exhibían su llamativo penacho de plumas los faisanes. Y es que la oferta ganadera era muy variada. Caballos, vacas, cabras y ovejas se mezclaban con animales exóticos, que casi siempre acababan hallando comprador. Trescientos años después, ya nadie logra llevarse el gato al agua en Galdo. Desde hace tres décadas, la feria de As Maulas se celebra una vez al año, el segundo domingo de mayo, por iniciativa de la asociación vecinal Camiño de Galdo, con el apoyo del ayuntamiento. Ya no ha lugar para el exotismo animal, ni siquiera para el vacuno. Una res y su ternero pululaban ayer entre sus parientes caprinos y bovinos, como si de un ejemplar único y casi en peligro de extinción se tratara El caballo es el único que ha logrado sobrevivir y preservar su papel. Ayer se evidenció que, en el cuarto centenario del Quijote , los congéneres de Rocinante incluso han ido ganando terreno hasta acaparar el protagonismo casi absoluto de la feria. El caballo es ya un auténtico tótem en Viveiro. Espoleados por los jinetes, los esbeltos corceles demostraron sus cualidades para la competición, aplaudidos por el público que abarrotó el recinto. Como si fuera la mejor carrera de Fernando Alonso. «Isto é mellor que o fútbol. Costa menos a entrada (obviamente es gratuita), as rifas son baratas (para el sorteo de una potrilla de raza) e aquí si que vimos coa muller», comentó Joaquín. En Galdo no caben machismos. Ellas sujetan las fustas y ajustan las cabezadas y las monturas. Los percherones ganan a los jamelgos. Y las maulas que, en los orígenes del mercado copaban la oferta, han sido sustituidas por accesorios de equitación y correajes, un universo casi de leyenda para los visitantes neófitos. Pero la auténtica novedad de esta edición de As Maulas fue la megafonía. Y el asfaltado, cosa del ayuntamiento, que la organización no se cansa de agradecer. También hubo fiesta y empanada y tenderetes, ropa, maquinaria agrícola, churros, pulpo y churrasco, las gaitas de Cacharela y la danza de los Maios al pie de los rocines.