Bardem pasó el martes al sol

Sara Ares CORRESPONSAL | NOIA

SOCIEDAD

CARMELA QUEIJEIRO

El actor inició ayer en la playa de As Furnas el rodaje de la película «Mar adentro», a las órdenes de Amenábar La niebla fue lo único que empañó la primera jornada de trabajo en O Son.

08 jul 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

Las cavernas más famosas e imponentes del municipio coruñés de Porto do Son, As Furnas de Xuño, amanecieron ayer transformadas por obra y gracia de los cuarenta integrantes del equipo de rodaje de Mar adentro . Con su cuarta película, Alejandro Amenábar pretende adentrarse en las profundidades de la conciencia de Ramón Sampedro, el tetrapléjico sonense que hizo de la mayor parte de su vida una encarnizada defensa del derecho a morir de una forma digna. Su álter ego en la ficción, el actor Javier Bardem, se puso el traje de baño en la primera jornada de grabación para retroceder a la juventud del protagonista de la historia y, más concretamente, hasta ese fatídico instante en el que Sampedro emerge con una lesión irreversible de la cueva natural que penetra en las rocas por efecto de la erosión del mar. Claro que al célebre intérprete de Los lunes al sol no le tocó tirarse al agua, que para eso están los especialistas. A cambio, Bardem, visiblemente más delgado que hace unos meses, aguantó estoicamente las decenas de veces que tuvo que repetir el plano de permanecer inmóvil mirando a cámara, con el torso al descubierto, mientras un cañón de aire alborotaba su pelo. Eso sí, con los pies a salvo, gracias a unas sandalias de goma. Aunque ningún protector mejor que los arrumacos de su novia, a la que tuvo cerca en algún descanso. La de ayer fue una sesión maratoniana, de nueve horas prácticamente ininterrumpidas de ¡acción! y ¡corten!, desde poco después de las nueve de la mañana. Sin imprevistos ni contratiempos, salvo la espesa niebla que al mediodía se adueñó del paisaje de As Furnas, hasta entonces acariciado por los rayos del sol. Ante este inesperado efecto lumínico, los técnicos preguntaron si tardaría mucho en esfumarse de la zona. Alguien les aseguró que cosa de media hora, pero la borraxeira , que es muy traicionera, se quedó hasta las dos. El paréntesis no tuvo desperdicio. Lo aprovecharon para comer empanadas, tortillas y bocadillos. Fue entonces cuando irrumpió en escena el especialista que debía doblar a Bardem arrojándose al mar. En la zona, se concentraron multitud de curiosos. Incluso se quedaron de espectadoras las jóvenes sonenses que dedicaron catorce horas a quitar arena de las furnas para facilitar el rodaje. A algunos bañistas que se colaban de fondo en el plano les instaron incluso a trasladarse de sitio en la playa. Quienes pegaron la oreja pudieron escuchar a un Amenábar ajeno al ordeno y mando y en clave de «¿Qué te parece, Javier, si...?».