Cuando la consulta se convierte en hogar: «No basta con poner parches y dar una píldora, para ir a la raíz hay que cambiar de estilo de vida»
NEGREIRA
Esta doctora creó en Negreira su casa rural soñada, en la que peregrinos encuentran un retiro y pacientes experimentan la medicina integrativa
28 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En una aldea de Negreira que ronda los 40 vecinos, Triáns, se instaló una doctora en el 2021 para montar allí una casa rural en la que también pasa consulta. A Casa Sanando acuden peregrinos y otros pacientes que tienen la posibilidad de hospedarse allí y experimentar la medicina integrativa, en contacto con la naturaleza, recogiendo del huerto los productos que cocinan ellos mismos —de acuerdo a las pautas que por su cuadro clínico le vengan mejor a cada persona, que en un caso pueden ser alimentos crudos, en otro cocinados, los cereales, la proteína animal, etcétera— y con acceso a otros tratamientos individualizados de terapias alternativas (acupuntura, masajes, reiki, reflexología, tratamientos con esencias florales...).
Una santiaguesa criada en Ortoño (Ames) de 38 años, Caetana Varela-Hall, está detrás de este curioso proyecto de turismo sostenible y ecoterapias, un sueño que fue madurando con el tiempo y por carambolas de la vida acabó germinando en su tierra natal. La pequeña de dos hermanas, hijas de una escocesa y un lucense que se conocieron en una fiesta de la embajada en Londres, explica que desde niña vivió en diferentes países, residió en siete de ellos y habla trece idiomas. «Yo quería ser actriz, pero un profesor del colegio Peleteiro me animó a hacer Medicina o Biología porque era muy buena estudiante», relata ella. Sin embargo, reconoce que su futuro lo dejó en manos del azar puesto que «elegir siempre me pareció una tortura». En aquella época no lo tenía claro, le gustaba la rama sanitaria (como buena nieta de veterinario), pero también la hostelería, el turismo, el arte dramático... Con 9,2 sobre 10 de media en la antigua selectividad, en su solicitud de acceso a las carreras puso todas estas opciones por orden de puntuación y la cogieron en la primera, para hacer Medicina en la Complutense de Madrid (la universidad con la nota de corte más alta ese año en la licenciatura). «Entiendo que el universo quería que entrase ahí y decidí fiarme de él», indica la vecina barcalesa.
Se licenció en la UCM, recibió varias becas de estudio y se centró durante un tiempo en la investigación científica en el campo de las neurociencias y el multilingüismo en el Departamento de Psiquiatría y Psicología. En su segundo año de residencia en salud laboral (MIR) en la Fundación Jiménez Díaz «empecé a darme cuenta que mucha gente tenía problemas relacionados con su estilo de vida y, en mi humilde opinión, creía que el sistema goteaba. No basta con poner parches y dar una píldora, para ir a la raíz hay que cambiar de estilo de vida», dice Caetana. Esto la llevó a especializarse también en medicinas no formales, a nivel académico (con un máster sobre Medicina Natural en la universidad de Barcelona, entre otros muchos títulos) y sobre el terreno. Durante dos años viajó a las cunas de la medicina tradicional para aprender de maestros chinos, indígenas de Costa Rica, nativos canadienses, parteras y huseros mexicanos... y, para costear los gastos, trabajaba en hoteles para los cuales el tener una médica políglota como ella entre su equipo era todo un lujo. Ahí se despertó de nuevo, admite, su otra vocación.
«Me encantaba la idea de tener mi propio bed & breakfast y al mismo tiempo abrir las puertas de mi casa, como médico, para demostrar un estilo de vida saludable», subraya. Una crisis amorosa la llevó, antes de emprender esta aventura por su cuenta, a trabajar en uno de los mejores hoteles del mundo relacionados con el bienestar en Tailandia. En una isla, a trece mil kilómetros de casa, pasó el confinamiento y sintió la obligación como hija de regresar cerca de sus padres en cuanto pudo. Volvió en junio del 2020 y en diciembre encontró el lugar donde construir su sueño. «Casa Sanando surge gracias al covid», concluye una doctora acreditada en el Colegio Oficial Médico de A Coruña.
¿Y por qué eligió Negreira para empezar este reto laboral y personal? Quería encontrar un lugar que estuviese entre Santiago, Fisterra y Muxía, como metas del Camino, responde, e inició la búsqueda en el desconfinamiento, cuando se revalorizaron las casas con jardín conectadas con la naturaleza. «Empecé a recorrer ese triángulo y mi madre fue quien vio esta casa, que estaba totalmente fuera de mi rango de precios, pero cuando la vi me enamoró. Había una placa de un antiguo médico de medicina general que tenía aquí su consulta, y eso me ganó un poco el corazón, junto con muchos elementos tradicionales, como una cocina con suelo y pila de piedra, varias construcciones en la finca...», recuerda Caetana, quien visualizó allí su propia huerta y botica. Por su parte, añadió tejidos asiáticos y piezas de arte seleccionados en sus viajes que, «combinados con las comodidades modernas, crean unos interiores cómodos, serenos y elegantes que hacen sentir a los huéspedes como en su casa», añade. Y, el emplazamiento, prosigue, aporta «la paz de la sencillez de Galicia, que te embauca».
El tiempo de estancia de cada huésped depende de las posibilidades de cada uno y de la patología que se trata. Aclara la doctora que, aunque creía que el retiro para peregrinos sería su mejor baza, resultó que «lo que realmente me da de comer es la parte clínica, con pacientes convencionales». A pesar de que existen en Galicia muchos otros profesionales muy cualificados en la medicina convencional y alternativa, hasta Triáns acuden personas dispuestas a hacer un viaje de tres horas en coche para una consulta o terapia de una o dos horas y regresan a sus casas en el mismo día. Van desde Viveiro o Ponferrada, por ejemplo, sin la necesidad de hospedarse. Y comenta que el boca a boca hizo que, de repente, se pusiera de moda Casa Sanando en Burgos, gracias a las recomendaciones de sus pacientes.
La medicina integrativa, indica, engloba técnicas de las medicinas modernas y de las ancestrales, tradicionales y naturales. Ella se considera una artesana de la salud y su taller de trabajo está acreditado e inscrito en el Registro de Establecimientos Sanitarios de la Comunidad Autónoma de Galicia. Así ha derivado la vida de una compostelana polifacética y criada en la multiculturalidad, a la que marcaron de alguna forma de niña las charlas que fue a dar su colegio Ángel Carracedo sobre medicina, en una época en la que CSI creaba escuela forense desde la televisión. «En cuarto de ESO entre mis lecturas de fin de semana ya había manuales sobre neurociencia, de Punset y otros autores que explicaban por qué somos como somos. Me parecía apasionante entender la naturaleza de las personas y saber por qué enfermamos», rememora una mujer que también se interesó de adulta en el estudio de cómo hablar un idioma u otro cambia nuestro cerebro en áreas no relacionadas con el lenguaje, una mujer inquieta y a la que le gusta compartir sus conocimientos no solo en consulta sino también en un plano divulgativo.